EL CAMELLO PERDIDO
Rumi
En el momento en que la
caravana ha llegado para hacer un alto, se te ha perdido tu camello. Lo buscas
por todas partes. Finalmente, la caravana sale de nuevo sin ti y cae la noche.
Toda tu carga ha quedado en el suelo y tú preguntas a todos:
"¿Habéis visto mi
camello?"
Incluso añades: "¡Daré una recompensa a
quien me dé noticias de mi camello!"
Y todo el mundo se burla
de ti.
Uno dice: "¡Acabo
de ver un camello de pelo rojizo y muy gordo! ¡Se fue en esa dirección!"
Otro: "¿No
tenía tu camello una oreja rota?"
Otro: "¿No había una manta bordada en la
silla?" Otro más: "¡He visto irse por allí un camello con
el ojo reventado!"
Así, todo el mundo te da
una descripción de tu camello con la esperanza de aprovecharse de tu largueza.
En el camino del conocimiento, son numerosos los que evocan los atributos de lo
Desconocido.
Pero tú, si no sabes dónde
está tu camello, sí que reconoces la falsedad de todos estos indicios.
Encuentras incluso a gente que te dice: "¡También yo he perdido mi camello!
¡Busquemos juntos!".
Y cuando por fin viene
alguien que te describe realmente tu camello, tu alegría no conoce límites y
haces de ese hombre tu guía para recobrar tu camello.
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