LA MEZQUITA OCULTA
Rumi
En
la ciudad de Rey había una pequeña mezquita. Nadie podía permanecer en ella
durante la noche y los que lo intentaban dejaban hijos huérfanos tras ellos.
Muchos solitarios tomaron así el camino del cementerio al amanecer de una noche
pasada en esta mezquita. Es que los genios se habían apoderado del lugar y
exterminaban a todos sus huéspedes. Tanto que se había puesto en la puerta un
letrero que decía: "¡Nadie permanezca aquí durante la noche!".
Algunos
habrían querido incluso que se pusieran cadenas a la puerta para evitar que un
inocente pereciese por inadvertencia.
Una noche llegó un extranjero. Había oído rumores referentes a esta
mezquita y quería verificarlos. Era valeroso y estaba cansado de vivir. Se
decía: "Dios mismo nos dijo que los
fieles deseaban la muerte. ¡Y yo soy un fiel!".
La gente le dijo: "¿Quieres dormir aquí? ¡Es la muerte
segura! Toda persona que ha intentado pasar la noche aquí ha muerto. Y no es
una coincidencia, lo hemos confirmado cien veces. El profeta dijo que la fe
trae consejo. Sabe bien que no tenemos ningún deseo de ocultarte la verdad.
¡Vamos, sé razonable!".
Pero el
enamorado respondió: "¡Oh, amigos
que me aconsejáis! No lamento nada de lo que hago pues, de todos modos, ya
estoy harto de la vida. Estoy cansado y debilitado. Pero la salud apenas me
atrae. Ciertamente, soy un ocioso, pero no de esos ociosos que buscan la
muerte. No soy de los que se agrupan o mendigan en los bazares. ¡No! ¡No! Soy
un perezoso que ofrece cuanto posee. Para mí, morir y abandonar estos parajes
será tan agradable como es dulce, para un pájaro, salir de su jaula. Cuando se
lleva su jaula al jardín, el pájaro ve las rosas y los árboles. Ve también
otros pájaros que vuelan alrededor de su jaula. Está rodeado de verdor, pero está
prisionero. Por esta razón es por la que ha perdido el apetito y se ha vuelto
perezoso. ¡El que abriera su jaula sería su salvador! Pero si la jaula está en
el interior, en una habitación llena de gatos, seguro que el pájaro no deseará
salir. Preferiría incluso estar prisionero en millares de jaulas."
La gente
replicó: "¡Oh tú, que pasas por
aquí, ven! No pierdas la vida. Lo que dices es fácil de palabra, pero se hará
más duro cuando se trate de pasar a los actos. Muchos temerarios han perdido
todo su orgullo en el instante fatídico. Acabarás por lamentar todo esto. Los
hombres adoptan aires de héroes, pero en el momento del combate, se convierten
en mujeres de casa. El profeta dijo: "¡Oh,
héroe! No hay lugar para el heroísmo antes del combate" No aparentes
ser un héroe. ¡A cuántos hemos visto que hablaban como tú! ¡Renuncia a tu idea
y no atraigas sobre ti una desgracia de la que seríamos responsables!". El
enamorado dijo: “Esta noche dormiré en
esta mezquita, aunque vuestros consejos serían tan útiles como los del ángel
Gabriel. Abraham no esperaba ninguna ayuda del fuego”.
Permaneció,
pues, en la mezquita pero no pudo dormir pues el sueño de los que aman es como
el de los pájaros y el de los peces. A media noche se dejó oír una voz
espantosa que decía: "¡Ya estoy
aquí! ¡Ya llego!" Esto se
repitió cinco veces y la fuerza de esta voz habría hecho temblar a cualquiera.
Pero el enamorado apenas se alteró. Se decía: "Es el ruido de los tambores que redoblan para anunciar la fiesta.
Pero, puesto que es a los tambores a los que golpean, que tengan miedo
ellos." Se levantó como un
guerrero y exclamó: "¡Estoy
dispuesto! ¡Puedes venir!". En ese mismo instante, cesó la magia de
esta voz y el oro se puso a caer por todas partes. Hasta tal punto que el
enamorado tuvo que transportar enormes cargas de oro para conseguir, al
amanecer, alcanzar la puerta de la mezquita. Enterró una parte de él y puso el
resto en sacos. Jugándose la vida, este hombre obtuvo un tesoro. Si tú eres
ciego y miedoso, abandona esa altiva apariencia.
Comentarios
Publicar un comentario