El concepto de "Herejía" o Heterodoxia - Antonio Piñero

EL CONCEPTO DE «HEREJÍA» O HETERODOXIA

Antonio Piñero

Algunas de las fuertes discusiones de Jesús con los rabinos coetáneos sugieren que tanto él como su maestro Juan Bautista —cuando predicaban la inmediata venida del Reino de Dios y exigían el arrepentimiento y un comportamiento de acuerdo con ese acontecimiento— podían ser considerados por algunos de sus contemporáneos como «heterodoxos», o al menos como propagadores de un «doctrina no recta»..., quizá alguno pensara que Jesús era un «hereje». En especial, al discutir sobre el significado profundo de diversos aspectos de la Ley de Moisés, Jesús fue visto con malos ojos por escribas y doctores de la Ley. Incluso llegaron estos a acusarlo públicamente de estar poseído por el demonio (Mc 3, 22 1).

Ahora bien, este vocablo, «hereje», así como el sustantivo «herejía», no significaban en tiempos de la predicación de Jesús lo mismo que hoy día. Ni mucho menos. Una «herejía» (griego haíresis) era en el siglo I —si se trataba del mundo pagano— una «escuela» filosófica con sus opiniones e ideas específicas sobre el universo, el hombre, la sociedad o la moral. En el mundo judío una «herejía» era ante todo una secta, un «partido» o una denominación de un grupo religioso: los fariseos, saduceos o esenios formaban, cada uno de ellos, una haíresis (Hch 5, 17 2). Había una inmensa diferencia de pensamiento teológico entre un fariseo y un saduceo, y, sin embargo, todos se consideraban judíos leales. Por tanto, haíresis no debería traducirse en este momento por «herejía», so pena de entender mal el vocablo. Al principio de su «conversión», Pablo de Tarso se había cambiado simplemente de la haíresis de los fariseos a la de los «nazarenos».


Sin embargo, poco a poco, hacia los años 60/70 del siglo I, el grupo mayoritario de los judíos empezó a considerar a los nazarenos como no «ortodoxos» por su ideario teológico, puesto que se desviaban de lo normal o «normativo» de lo que constituía la norma o pensar medio, sobre todo desde el punto de vista fariseo. De este modo el concepto de «secta/herejía» aplicado a los cristianos desde el judaísmo comenzó a perfilarse como «heterodoxia» peligrosa, que promovía rechazos y convulsiones sociales (Hch. 24, 5 3) dentro de los judíos «normales».

Por otro lado, por parte de los nazarenos mismos —pronto llamados cristianos en la ciudad de Antioquía (Hch. 11, 26) — las «herejías» fueron ante todo divisiones o partidos internos (por ejemplo, en la iglesia de Corinto: 1 Cor. 11, 19 4), aunque pronto también adquirieron el sentido de desviaciones heterodoxas del pensamiento teológico (Gál. 5, 20 5, y más claro en 2 Pe. 2, 1 6) común o mayoritario. En el periodo tras la muerte de los apóstoles el vocablo «herejía» se irá especializando poco a poco en el sentido parecido al que tenemos hoy día: «desviación doctrinal del pensamiento mayoritario de la Iglesia» mientras que en el judaísmo oficial este concepto aparecerá solo nítidamente en la época del Talmud 7.

NOTAS

1. «Entonces levantándose el Sumo Sacerdote y todos los que estaban con él, esto es la secta de los saduceos...»

2. «Porque hemos hallado que este hombre, Pablo, es una plaga, promotor de sediciones… y cabecilla de la secta de los nazarenos.»

3. «Porque es preciso que haya entre vosotros disensiones (hairéseis) para que se hagan manifiestos entre vosotros los que están probados.»

4. «Son manifestaciones de la carne... la idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías...»

5. «Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán encubiertamente herejías destructoras...»

6. Véanse, por ejemplo, el siguiente texto de uno de los llamados Padres Apostólicos (traducción de Daniel Ruiz Bueno, B. A. C., Madrid, 1967, con diversas ediciones posteriores): Ignacio de Antioquía, Carta a los efesios, 6, 2: «Antes bien por lo que a vos- otros toca, Onésimo me cuenta... que todos vivís conforme a la verdad, y que entre vosotros no anida herejía alguna».


7. Por tanto, hacia los siglos V/VI en adelante, aunque antes —sin duda— se conoce bien el concepto de «hereje» (hebreo min; plural minim, empleado sobre todo contra los cristianos). El Talmud es un amplio comentario judío en muchos volúmenes y en dos versiones —una hecha en Jerusalén; otra en Babilonia— a las sentencias de los primeros rabinos conocidos, en torno al cambio de era y hasta el siglo Il/m d. de C., sobre la interpretación de la Ley de Moisés. Su lengua es el arameo, con secciones en hebreo. Se trata de discusiones legales o de historias edificantes de rabinos que incitan a la piedad.

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