EL ASNO LASTIMADO
Rumi
Había
un aguador que poseía un asno de carácter desabrido y cansado de la existencia.
Los fardos habían lastimado su lomo y éste inconsolable no esperaba ya más que
la muerte. La falta de alimento lo hacía sufrir cruelmente y soñaba
continuamente con un pienso de paja. El acicate había dejado, además, en sus
costados unas llagas dolorosas.
Ahora
bien, el palafrenero jefe del palacio del sultán conocía al propietario de este
asno. Un día se cruzó con él en su camino. Lo saludó y, viendo el estado de su
asno, se compadeció de él. "¿Por qué está este asno tan demacrado?”,
preguntó.
-La
causa es mi pobreza, respondió el hombre. También yo estoy necesitado y mi asno tiene que prescindir de todo
alimento."
El
palafrenero le dijo: "Confíamelo
unos días para que aproveche un poco las ventajas de la cuadra del sultán".
El hombre le confió, pues, su asno y éste fue
instalado en las cuadras del palacio. Allí vio unos caballos árabes, fogosos y
lustrosos, provistos de un buen lecho de paja y de abundante alimento. El suelo
estaba limpio y aseado. Nunca llegaba a faltar nada. Y viendo que a cada
momento los almohazaban, el asno elevó los ojos al cielo y dijo:
"¡Oh, Dios mío! Aunque sólo sea un asno, soy,
de todos modos, una de tus criaturas. ¿Por qué, entonces, tengo que soportar
esta miseria y estos tormentos?. Paso
las noches llamando a la muerte con mi deseo a causa de mi lomo baldado y mi
vientre vacío. En comparación, la suerte de estos caballos me parece
particularmente envidiable. ¿Es que, por casualidad, me están reservadas estas
pruebas a mí solo?".
Ahora
bien, un día estalló la guerra. Los caballos fueron ensillados y partieron al
combate. Cuando volvieron a la cuadra, estaban ensangrentados, heridos por
todas partes por innumerables lanzazos o flechazos. Los hicieron entrar en la
cuadra y los trabaron para que el herrador, provisto de su lanceta, pudiese
actuar.
Y
éste empezó a cortar en las heridas para retirar las puntas de las flechas. Al ver
todo esto, el asno se dijo: "¡Oh,
Dios mío! A fin de cuentas, estoy satisfecho con mi estado de pobreza. Esta
abundancia se vuelve pronto muy amarga. ¡Muy poco para mí! Quien busca la
salvación no se aficiona a este mundo de aquí abajo. ¡Mi salvación es la
pobreza!".
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