LA SUSTANCIA DE TU SER O DE TU NADA ES SU EXISTENCIA
Ibn Arabí
Has
de saber que lo que tú llamas tu existencia, no es en realidad ni tu existencia
ni tu no existencia. Has de saber que tú no eres existente, ni eres la nada,
que no eres distinto de ser existente, ni distinto de la nada. Tu existencia y
tu "nadidad" constituyen Su Existencia absoluta, aquella que no puede
ni debe discutirse si Es o no Es. La sustancia de tu ser o de tu nada es Su
Existencia. Cuando veas que las cosas no son distintas de tu existencia y de la
Suya y cuando puedas ver que la sustancia de Su Ser es tu ser y tu nada en las
cosas, sin ver nada que sea con Él o en Él, entonces significa que conoces tu
alma, tu "proprium". Cuando se conoce el sí-mismo de tal manera, allí
está la Gnosis, el conocimiento de Allâh, más allá de todo error, duda o
combinación de algo temporal con la eternidad, sin ver en la eternidad, por
ella o junto a ella, otra cosa que la eternidad.
Si alguno pregunta: "¿Cómo se
opera la Unión, puesto que afirmas que sólo Él es? Una cosa que es única no
puede unirse más que con ella misma". La respuesta es: En realidad, no hay
unión ni separación, como no hay alejamiento ni aproximación. Se puede hablar de
unión entre dos o más y no cuando se trata de una cosa única. La idea de unión
o de llegada comporta necesariamente la existencia de dos cosas al menos,
análogas o no. Si son análogas, son semejantes. Si no son análogas, forman
oposición. Pero Allâh --¡que Él sea exaltado!-- está exento de toda semejanza,
así como de todo rival, contraste u oposición. Lo que se llama ordinariamente
"unión", proximidad o alejamiento, no son tales cosas en el sentido
propio de la palabra. Hay unión sin unificación, aproximación sin proximidad y
alejamiento sin idea alguna de distancia.
Si alguno pregunta: "¿Qué es la
fusión sin la fusión, la proximidad sin proximidad o el alejamiento sin
alejamiento?". La respuesta es: Quiero decir que en el estado que llamas
"proximidad" no eres distinto de Él -¡que Él sea exaltado!-. Tú no
eres distinto de Él, pero no conoces tu "proprium"; no sabes que eres
Él y no tú. Cuando llegues a Allâh, es decir, cuando te conoces a ti mismo,
"sin la literatura acerca del conocimiento", conocerás que eres Él y
que no sabrás en adelante si eres Él o no. Cuando el conocimiento te haya
llegado, sabrás que has conocido a Allâh por Allâh y no por ti mismo.
Tomemos un ejemplo: Supongamos que
no sabes que tu nombre es Mahmûd o que debes ser llamado Mahmûd -porque el
verdadero nombre y el que lo lleva son, en realidad, idénticos-. Te imaginas
que te llamas Muhammad, mas después de algún tiempo de vivir en el error,
terminas por saber que eres Mahmûd y que jamás has sido Muhammad. Tu existencia
continua igual, sin verse afectada por el hecho de que el nombre Muhammad ha
sido sacado de ti. Lo que ocurre es que has sabido que eres Mahmûd y que jamás
fuiste Muhammad. Pero tú no has dejado de ser Muhammad por la extinción de ti
mismo, ya que dejar de existir (fanâ) supone la afirmación de una existencia
anterior. Mas el que afirma una existencia fuera de Él, le otorga un asociado
-¡que Él sea bendito y que Su Nombre sea exaltado!-. En este ejemplo, Mahmûd no
ha perdido jamás nada. Muhammad jamás ha "respirado" (nafasa) en Mahmûd,
jamás ha entrado en él o salido de él. Igual ocurre con Mahmûd, con relación a
Muhammad. Tan pronto como Mahmûd ha conocido que él es Mahmûd y no Muhammad, se
ha conocido a sí-mismo, es decir, ha conocido su "proprium" y esto
por sí mismo y no por Muhammad. Este último no ha existido jamás y ¿cómo podría
informar sobre alguna cosa?
"El que conoce" y "lo
que es conocido" son idénticos, e igual ocurre con "el que
llega" y "aquel al cual se llega"; "el que ve " y
"lo que es visto". Son idénticos, "El que sabe" es Su
atributo. "Lo que es sabido" es Su sustancia o "naturaleza
íntima". "El que llega" es Su atributo y "aquel que
llega" es Su sustancia. Porque la cualidad y el que la posee son
idénticos. Tal es la explicación de la fórmula: "Quien se conoce a
sí-mismo, conoce a Su Señor". Quien capta los sentidos de esta similitud
comprende que no hay unión, fusión o llegada, ni separación; comprende que
"el que sabe" es Él y que "el que es sabido" es también Él;
que "el que ve" es Él y "lo que es visto" es también Él;
que "el que llega" es Él y "aquel al cual se llega" en la
unión es también Él. Nadie distinto de Él puede juntarse con Él o llegar a Él.
Nadie distinto de Él puede separarse de Él. Aquel que puede comprender esto
total y plenamente, está exento de la más grande de las idolatrías.
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