Hablar de la Oración como vía del Ser, nos lleva inmediatamente como por acto de correspondencia al primer versículo del evangelio de San Juan: "En el principio era el verbo, y el Verbo estaba con Dios..." Estas poderosas palabras nos sitúan no en un espacio cronológico en donde nada existía, sino en el principio mismo como Unidad: en la Unidad misma.
La oración como técnica interior del Ser, tiene el único propósito de religarnos en comunión (común unión) con Dios a través de tres etapas muy especificas que producen el resultado interior conscientemente deseado: concentración - meditación - contemplación. Es bajo la consumación de este alineamiento del ser que podemos lograr la "exaltación anímica" que producirá la Experiencia teonfánica del Orador.
San Francisco de Asís, San Benito de Nursia y San Bernardo de Claraval eran maestros que gracias a la experiencia teofánica supieron expresar y manifestar, en diversas épocas para la humanidad, la "Alianza de Dios" con los hombres que jamás deberá ser quebrantada. Es por ello que estos gnósticos del hermetismo cristiano, fungieron como verdaderos defensores del Arca de la Alianza Divina que es Luz para los hombres en todas las épocas. Incluso en la nuestra que, aunque aparentemente pareciera que ha sido roto el lazo con lo divino; sigue estando más unido que nunca ya que, la Tradición jamás perece ni perecerá. De allí radica el adagio sufí que reza que el sabio, es sabio porque sabe que poco o nada puede hacer, ante el desenvolvimiento de su entorno. Él entiende que todo obedece a un plan supremo y que su acción consiste en que se desenvuelva tal y como ha sido concebido, porque cualquier leve acción que haga desentonar la armonía de lo que ocurre; traerá su respectiva consecuencia. La Ley siempre opera.
Es por lo tanto la oración, un reflejo de la perfecta alineación del Ser en los tres planos del Iniciado: cuerpo - alma - espíritu; y que en una determinada época, bajo la influencia de los gnósticos de la Tradición cristiana, se vio reflejada en Oratores - Bellatores - Laboratores. La Masonería y la diversas Escuelas de Misterios, reúnen estos tres principios como vía interior y de allí radica de alguna u otra manera, la importancia de trabajar como humildes obreros del Templo Intimo, pero como fieles protectores y defensores de nuestras amadas órdenes. El único y real trabajo interior y efectivo, pasa por la constante realización de las lecciones sagradas que las órdenes nos brinda gradual y progresivamente. El resto es puro complemento.
Aquí podemos apreciar como el elemento central de toda Perfecta Tradición gira en torno a la Oración, como técnica interior del Ser ligado a la contemplación del cosmos y al proceso de la creación, es decir; de la vida misma. Sobre la Oración, Alabanashar nos dice que la Oración tiene como fin ulterior, que, a través de su repetición; se va logrando la completa transformación de todos los cuerpos del Iniciado en radiante luminosidad, la "Luz de Gloria" en la cual se opera la visión teofánica, y el "Rocío de Luz emanado del Árbol de Vida", la influencia celeste dependerá en su Corazón colmándolo de La Paz Profunda, la Gran PAZ que el Mundo no puede dar...
Ibn Idris Ibrahim
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