El santuario de Juan Bautista - Idries Shah


EL SANTUARIO DE JUAN EL BAUTISTA

            Saadi, el autor sufí de la obra clásica persa “El jardín de rosas”, escribe acerca de una visita al lugar donde está enterrado en Siria Juan el Bautista.
 
            Un día llegó allí, exhausto y con los pies destrozados. Pero entonces, cuando se estaba compadeciendo de sí mismo, vio a un hombre que no sólo estaba cansado, sino que además no tenía pies. Saadi dio gracias a Dios porque él al menos tenía pies.

            Esta historia, en el nivel más evidente, significa “sé agradecido por lo pequeños dones”. En ese nivel, su enseñanza se halla en todas las culturas. Es útil ayudar a alguien a encontrar una perspectiva más amplia de su situación si está compadeciéndose de una incapacitación física.

            El empleo de este tipo de historias a efectos emocionales (para cambiar de actitud mental, e incluso para hacer que una persona esté contenta de su suerte y, quizá, momentáneamente agradecida por ella) es característico de esta clase de instrucción convencional.

 
            Las personas sofisticadas de ahora dicen: “Saadi no hizo sino inculcar las virtudes que llamamos morales; ¡su labor está pasada de moda! Las personas tradicionales y muy sentimentales tal vez digan: “Qué bello es ver la miseria de los demás y la propia comparativamente buena suerte.”

            Pero Saadi, por ser sufí, incluyó en sus escritos material que tenía más de una sola posible función. Este relato constituye uno de ellos.

            En las escuelas sufíes cada historia es tratada en sí misma, como un ejercicio. El estudiante puede beneficiarse de cualquier “elevación” moral que pueda contener la interpretación convencional. Pero, sin introspección, mas con autoobservación, debería decir: “Me doy cuenta de que mis cambios de humor dependen de estímulos emocionales. ¿He de ser siempre dependiente de mis estímulos emocionales? ¿Debo siempre depender de “ver a un hombre sin pies”, o de leer sobre ello, antes de darme cuenta de que “tengo pies”? Cuánta parte de mi vida se desperdicia mientras espero que alguien me diga qué hacer, o que suceda algo que cambie mi estado y marco mental?”

            Según los sufíes, el ser humano tiene mejores capacidades y sentido interno (y de más confianza) para educarlo que estímulos emocionales constantes.

            El objeto de la interpretación sufí de esta lección anulado si fuera motivo de que la gente empezase una orgía de autocuestionamiento emocional de cualquier tipo.

            El propósito de señalar esta utilización sufí de las narraciones es para que éstas se graben en la mente, de manera que el estudiante pueda darse cuenta en el futuro de una forma más elevada de comprender su situación, cuando aquéllas comienzan a “trabajar” en él.
Idries Shah

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