LA ALQUIMIA ESPIRITUAL
¡La Unidad de la Materia, postulado
de salida de los Hermetistas de antaño, y de los cuales se han burlado tanto,
la física nuclear nos administra las pruebas a fortiori! Y la química
igualmente, que nos demuestra realizando materias y productos totalmente desconocidos
antaño, que el adagio antiguo tiene razón que quiere que:
“Omnia ab uno, et in unum omnia …”
Es decir, que uno está en todo y todo está
dentro de uno.
Esta unidad magistral, Basileo
Valentín, desde su abadía benedictina, ya la ponía en principio: “Todas las cosas vienen de un mismo semen, y
al origen todas han estado paridas por la misma Madre…”
(Basileo Valentín: “El Carro del Triunfo del
Antimonio”)
Y en el plano espiritual, Jacob
Boehme afirma igualmente: “El Alma del
Hombre, los Demonios, los Santos Ángeles, todos provienen de una sola Fuente… Y
el Hombre contiene en él la parte del Mundo Exterior que el Demonio encierra
igualmente en él, pero en un principio diferente …”
Mucho antes que estos filósofos, la
Gnosis tradicional transponía ya este dato, en su afirmación de la Doctrina de
la Emanación, afirmando que las criaturas espirituales habían sido emanadas por
una Fuente Única: Dios-Abismo y no creado ex –nihilo. Es decir que están
proviniendo, según esta doctrina, por desprendimientos sucesivos de las causas
segundas de la causa primera, de las causas terceras de las causas segundas,
etc.… del UNO-ORIGINAL, que es Dios.
Consecuencia de esta doctrina, todo
lo que es así de origen divino y se encuentra aquí abajo, degenerado y
aminorado en sus posibilidades espirituales, prisionero de un Mundo grosero,
todo eso puede pretender a ese origen de nuevo y esa obra de regeneración se
llama la Reintegración.
La Alquimia se separaba entonces en
tres etapas de probación:
a)
La
Obra,
transmutadota de los metales imperfectos en oro puro.
b)
El
Elixir
de Larga-Vida, especie de medicina universal, capaz de curar casi todas las enfermedades
o lisiaduras, y de asegurar una longevidad considerable, y hasta la
inmortalidad.
Probablemente, hay que tomar esta
afirmación en su sentido espiritual.
c)
La
Reintegración Universal; es decir, la regeneración del Cosmos entero,
de todas las criaturas espirituales, último fin de la verdadera Alquimia.
En efecto, Jacob Boehme nos dice
esto en cuanto al último aspecto de la Gran Obra: “No hay diferencias esenciales entre el Nacimiento Eterno, la Reintegración,
y el descubrimiento de la Piedra Filosofal. Todo siendo procedente de la
Unidad, todo debe volver a ella, de idéntica manera…”.
(Jacob Boehme: “De Signatura Rerum”)
En lo que concierne al misterioso
Elixir de Larga-Vida, se puede encontrar un eco de él en estas palabras de
Eckhartshausen: “El re-nacimiento es
triple: primero, el renacimiento de nuestra razón; segundo el de vuestro
corazón y de nuestra voluntad; tercero nuestro renacimiento corporal. Muchos
hombres piadosos, y que buscaban Dios, han sido regenerados en el espíritu y en
la voluntad, pero pocos conocieron el renacimiento corporal…”
(D’Eckhartshausen: “La Nube sobre el
Santuario”)
Sin embargo, conviene distinguir
entre los Alquimistas y los sopladores.
Los primeros, filósofos en posesión
de una doctrina milenaria (la gnosis) tenían teorías particulares que no les
permitían apartarse más allá de ciertos límites en sus búsquedas. Su campo de experimentación
era el mundo metálico.
Los segundos, al contrario, gente
desprovista de conocimientos esotéricos y de ciencia, empíricos en primer
lugar, hacían desfilar en sus retortas los productos los más heteróclitos de
los tres reinos, sin dudar de trabajar sobre las sustancias las más extrañas,
así como sobre los residuos naturales más repugnantes.
Los alquimistas han conservado y
demostrado el bien-fundado del Hermetismo y de la Alquimia.
Los sopladores lo han ignorado pero
han creado la Química.
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