Apreciaciones Iniciáticas sobre Los Números y Letras
Sagradas.
Ibn Idris Ibrahim
(Ignacio Sánchez)
Ibn Idris Ibrahim
(Ignacio Sánchez)
Hablar en
este humilde trabajo sobre los números no es referirse al aspecto cuantitativo
de su significado que es por lo demás el más exterior y vulgar de sus aspecto
hoy día muy venido a menos; es, trata de hablar sobre la trascendencia de su
íntimo valor que nos permitirá entrar en contacto con una estado de consciencia
y de realidad contenido en ellos. Es también hablar de los números sagrados,
hablar de las letras sagradas ya que cada valor alfabético tiene su
“correspondencia” en los números, señalando desde este mismo instante una
analogía muy directa entre unos y otros; de los cuales muy específicamente la
Qabbalah; con la que está totalmente correspondida la Tradición Masónica; ha
hecho de sus estudios parte de su Ciencia Sagrada. Hablar de los números y de
las Letras es hablarle a Dios.
No podemos avanzar en nuestro
trabajo sobre el significado de los números sagrados sin antes hacer mención de
su ciencia sagrada: la Matemática.
Nos referimos no a la ciencia degenerada por la académica de hoy en día sino a
las Matemáticas sagradas tal y como en otras oportunidades nos hemos referido a
la Geometría sagrada, a la Aritmética Sagrada, A la Música Sagrada, a la
Astronomía sagrada y al trívium de la Retórica-Gramática-Lógica sagrada. La matemática
tiene su principio en la idea de la “Unidad” y ella nos habla de todo el
maravilloso proceso del cosmos y aunque se afirma que ningún hombre puede
comprenderla en su total acepción; ella nos puede brindar la longitud, altura,
ancho, y largo, es decir, las dimensiones, del Universo del cual el G:. A:. D:.
U:. es su creador.
“...
pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos
los santos, cuán ancho y largo, alto y
profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozcan ese amor que
sobrepasa nuestro conocimiento, para que
sean llenos de la plenitud de
Dios”.
Efesios 3:16-19
Dios es el Gran Matemático y las ciencias liberales,
son la expresión de su Amor; Amor por medio del cual sus hijos, los buenos
Iniciados; podremos llegar hasta él, a través de la habilidad de la práctica
de sus ciencias.
Hablar de ´”números”, es hablar del
camino, de la senda que conduce hasta la misma morada de Dios, porque todo es
número y los números lo son todo.
En el Corán mismo es mencionado
Jesús el Cristo diecinueve (19) veces lo que nos da la idea de que 1 + 9 = “10”;… la “UNIDAD”; siendo que el camino
de reencuentro con nuestra propia realidad inmanente está en el ciclo que es
recorrido a través de la vivencia de los números que nos conducirán hasta el
“Hombre Verdadero” y luego hasta el “Hombre Trascendental o Primordial”; ya que el Cristo, entendido como un Estado
del Consciencia; los contiene a ambos, es decir, ha recorrido la senda de los
dos Misterios: los Menores y los Mayores… es por ello que el camino que sigue
las huella del Cristo, es el camino de reencuentro con el Señor… el camino del
“Retorno de Henoch”.
Lo que hace que la Masonería
como escuela de misterios, sea tan universal, tan rica y que tenga un paso por
delante de muchas tradiciones de nuestra época (no en vano es una de las dos vías
capaces de garantizar la perfecta realización en la práctica en Occidente según
René Guenon), es que, en su seno, en el sentido más constructivo de su
simbolismo están encerradas todas las ciencias liberales: la Geometría para
lograr las proporciones de los cuerpos, la Astronomía para lograr las
dimensiones de los mismos según el misterio divino del G:. A:. D:. U:., la
Aritmética para lograr la exactitud en los cálculos de las proporciones de la obra y la Música para lograr la armonía
rítmica y armónica de la elevación del Templo Interior No hecho con las manos…
Es así como podemos entender que la Masonería es ¡Justa y Perfecta!
“Las Matemáticas, enseña al hombre a ser
sencillo y modesto; es la base de todas las ciencias y todas las Artes”.
“El Hombre que Calculaba”
Malba Tahan.
Las letras
del alfabeto hebreo
Al tener la Masonería una estrecha
relación con la tradición de la Qabbalah, está toma de su alfabeto al ser una
lengua sagrada, todo el valor simbólico de sus letras, como correspondiente
numéricos para poder expresar su propio simbolismo que no es más que su propia Gnosis Masónica. Es así como por
ejemplo, las columnas que delimitan el mundo profano del iniciático tiene sus
nombres representados por las letras del alfabeto hebreo; que es por demás una
lengua sagrada.
La Columna de los Aprendices se
llama “B” (ב) y
representa la letra hebrea “Beth”:
la casa, la parte posterior de la cabeza, la boca; tradición y transmisión y su
correspondencia numérica es el número dos (2). Es así como esta Columna nos
habla de la idea de la dualidad que representa el primer paso del proceso de la
manifestación. La Columna de los Compañeros se llama “J” (י) y
representa la letra hebrea “Iod”: de
la que hablaremos más adelante.
Es por esta razón que el simbolismo
de la letra está ligado al número y el simbolismo ligado al número está ligado
a su letra sagrada correspondiente. Esta ciencia del estudio de correspondencia
entre números y letras se llama Gematría.
En esta oportunidad para poder
demostrar lo que queremos expresar, vamos a desglosar y a interpretar el valor
simbólico de la letra “I” que es
como ya lo indicamos la letra correspondiente a la Columna de los Compañeros.
La Letra “I”
La letra “I” fue sustituida por la letra “G” en nuestra tradición masónica muy debidamente por dicciones de
la pronunciación y de la degeneración de las lenguas sagradas en detrimento por
las que utilizamos hoy día, tal y como René Guenon lo asegura. Hablar de la
letra “I” (la cual su
pronunciamiento es Yod), es hablar de la idea de trascendencia.
Su Raíz la podemos encontrar en las
siguientes palabras que evocan inmediatamente la idea de trascendencia: Iniciación, Inteligencia divina, Intuición,
Intimo, Intención (tensión interior), Interpretación,
Impregnar, Incandescencia (Candescencia interior: Albedo), Independencia,
Imaginación Creadora, Inmanencia Real; entre tantas. Todas estas palabras
están de alguna manera tal y como pudimos observar, relacionadas con la letra
hebrea “I” y de la interiorización
de tan solo de una de ellas, puede evocarnos los más grandes pensamientos desde
el ojo del corazón; los que nos permitirán alcanzar ese estado de consciencia
(Metanoia) que tanto anhelamos.
“La letra de Dios para los anglosajones
comienza con la letra “G”. En un principio estaba inscrita la letra “I” entre
la Escuadra y el Compás pero que posteriormente se fue “suplantando” o
“sustituyendo” por la letra “G” y es ahora como podemos entender que se
encuentre entre la Escuadra y el Compás dicha letra “G”. Puesto que hemos sido llevado a hablar de la
letra G, diremos que ésta debería ser en realidad un iod hebraico, al que
sustituyó, en Inglaterra, a consecuencia de una asimilación fonética de iod con
God, lo que, por lo demás, en el fondo, no cambia en nada su sentido; puesto
que las diversas interpretaciones que se han dado de ello ordinariamente (y de
las que la más importante es la que se refiere a la «Geometría»), no son en su
mayor parte posibles más que en las lenguas occidentales modernas, no
representan, digan lo que digan algunos, más que acepciones secundarias que han
venido a agruparse accesoriamente alrededor de esta significación esencial.”
“La Gran
Triada”
René Guenon.
También nos dice Rene Guenon que La letra “Iod” primera del Tetragrama,
representa el Principio, de suerte que es considerada como constituyendo ella
sola un nombre divino; por lo demás, por su forma, ella es en sí misma el
elemento principal del que se derivan todas las demás letras del alfabeto hebraico.
Esta idea de René Guenon, la reforzamos con la noción de que, todo lo creado y
manifestado proviene de lo principial. Es por ello que la letra “Iod”,
primera del alfabeto hebrero, representa una idea de “Principio” y de “Partida”.
No en vano las palabras “Iniciación” que proviene del verbo “In-ire”, comienza con la letra “I”. Es
así, como su Gematría = 1 + 0 = “1”, “I”
nos conduce hacia el “centro primordial” que se encuentra en todo ser.
El
trabajo del buen Maestro en cualquiera de las formas tradicionales existentes,
es y será el de “Difundir la Luz y
reunir lo disperso”.
La
letra “I” se encuentra en el “centro” de las 5 sílabas:
a, e, I, o, u
Para Pitágoras, las escalas musicales en su comienzan
con la nota que él llamó C (Do) y su composición, las de las primeras siete (7)
notas musicales estaba compuesta de la siguiente manera:
C, D, E, F, G,
A, B
La
letra “G” representa en el cifrado
americano la nota Sol y como bien
observamos hay allí una correspondencia con la estrella solar como elemento
alquímico que representa a la Divinidad, es decir, al centro dentro de la
circunferencia. Pero Pitágoras no dispuso la letra “G” indiscriminadamente en la quinta posición de la escala de C
mayor. Ello se debe a que el quinto grado (V) de una escala musical es llamado
el “Dominante” tal y como las tendencias del cielo que trabajan bajo el influjo
directo del G:. A:. D:. U:. dominan a las tendencias terrestres. Es así como
toda nota o acorde dominante de una escala mayor es como un “llamado” a
resolver al “Principio”, es decir, a la nota central.
Entonces
podemos observar otra analogía de las letras hebreas “I” y “G” que representan
el “centro” de sus fórmulas, entre dos artes liberales: La Gramática y la Música.
No en vano el número 5 “He” que precedió como letra sagrada
del alfabeto hebreo al número 7 “Zayin”; nos hablan de la
correspondencia de los grados de Compañero y Maestro masón, siendo que la letra
“i” (“Iod”) dentro del abecedario castellano ocupa el tercer lugar y
la letra “G” de la escala musical ocupa el número 5 de las 7 notas musicales.
Cristo y la letra hebrea “Iod”
Jesús
de Nazaret, representación del Ser Crístico, su nombre en arameo, árabe y
hebreo es: “Iessua” “Issa” o “Isha”, lo que nos
confirma nuevamente que es, la designación íntima de la letra “I” lo que representa sin lugar a duda
un Estado de Consciencia, capaz de religarnos con el principio “Único” de la
“Inmanencia” “Inmaterial” de Dios.
Es
de esta manera que la letra hebrea “I” que representa el número “10”, nos puede conducir hasta el
“centro de los cielos”, ubicado simbólicamente en el Universo manifestado, que
es uno de los propósitos fundamentales de todo Iniciado en su andanza por los
misterios del Creador, es decir, el acceso al “Macrocosmos”.
Para concluir sobre el valor
trascendental de la letra hebrea “Iod” que tiene un contenido de
potencia representado por el número “10”;
podemos afirmar que, de la interiorización del contenido sagrado de la letra “I”
o del número “10”, podemos lograr encontrar la senda que nos conducirá hasta la
“Palabra Perdida” que tanto busca el masón, ya que no consideramos que el
cambio de la letra “I” por la letra “G” como una letra “Sustituta” haya sido
una mera casualidad. “Interiorizar” su valor simbólico nos puede conducir a
encontrar la “Piedra Filosofal” que tanto hemos ido a buscar cuando accedemos
ante la bienvenida que la técnica del Vitriol, nos hace, como técnica de “Rectificación”
sobre el ser.
En el acróstico Vitriol, podemos observar
como dicha “Palabra” está compuesta a la disposición de un Mantram, que
contiene dos invitaciones a descender a los estratos más íntimos de nosotros
mismos y esas palabras son: “Interiorae” e “Invenis” (Interior y
Encontrarás); por lo que podemos
decir que la “Palaba Perdida” que buscamos a la Gloria de lo Divino, se
encuentra inscrita en la fórmula de que “en tu interior la encontrarás”.
Números Celestes
y números Terrestres
“La dualidad
del yang y del yin se encuentra también en lo que concierne a los números:
según el Yi-king, los números impares corresponden al yang, es decir, son
masculinos o activos, y los números pares corresponden al yin, es decir, son
femeninos o pasivos”
“La Gran
Triada”.
Rene Guenon.
Rene Guenon nos habla en su obra:
“La Gran Triada” sobre el valor intrínseco de los números que son Impares y
Pares. Los números impares son esencialmente “Celestes” y los números pares
substancialmente “terrestres”. El número cero “0” por ser anterior a esta
distinción, representa a la “Unidad Metafísica”.
Es así como los números Impares, los
que representan la idea “celestial” están compuestos de la siguiente manera:
1. “א” Alef; letra “A”: Unidad, Principio, La realización Metafísica;
3. “ג” Gimel; letra “G”: Los tres pasos de la realización
Metafísica, el centro de la circunferencia, los grados de la Masonería Azul o
de San Juan; el Delta Luminoso, entre otros simbolismos.
5. “ה” He´; letra “H”: Microcosmos, el centro terrenal, la edad del Compañero masón,
la Estrella Flamígera, los Cinco puntos de perfección del Maestro masón, entre
otros.
7. “ז” Zayin; La edad del Maestro masón
los siete puntos sobre el plano, los días cíclicos de la semana, las marchas
del Masón, etc.
9. “ט” Tet; el “Retorno de Henoch”, la
batería del Maestro masón, el ciclo de la manifestación culminada, la balanza
de los tiempos, el fin del Kaly Yuga,
los maestros que salen a buscar a Hiram Abi; todos los pasos del proceso
alquímico y en fin, la preparación para la “Unidad” (10 = 1 + 0 = 1) de la cual
la Iniciación Sacerdotal tiene su objetivo.
Los números y
los Proverbios
Es importante señalar la valiosa
presencia de la tradición hebrea en nuestra tradición masónica y también en
occidente.
Los refranes de los que se ha
compuesto nuestro vocablo español, que es de origen castellano está lleno de
puros números…. Es decir, de pura Gematría o Guematría. Es así como el Quijote de Cervantes en sus dos partes,
es un compendio del refranero hebraico de la España de su época.
Muchos judíos tuvieron que irse a las
montañas luego de que fuesen obligados a abandonar el territorio español o de
que se reusasen a transformarse a la creencia cristiana y desde allí
mantuvieron sus ritos y ceremonias. Es de esta manera que nunca se perdió en el
territorio español y más particularmente en La Mancha, el rastro de la rica
presencia numérica de la Qabbalah en el continente ibérico. Es por ello que,
nuestras expresiones populares están llenas de números que hacen múltiples
referencias a la Toráh como una miel.
Nuestros maestros han tomado frases
como: “Al burro le dan confites y las
desprecia” que nos recuerda mucho la frase “No le des perlas a los
cochino….”; “siéntate allí Sancho y
humíllate; que el que se humilla Dios es ensalza”. Ens Alzar en hebreo significa “levantarse” y este proverbio muy
bien nos habla de la muerte iniciática donde morimos como profanos y nacemos
por obra y gracia alquímica como Maestros masones.
“Burro
al acostarse y Maestro al levantarse”: en hebreo “Maestro” se dice Moreh y su Gematría es 251 pero la de la
palabra “burro” que en hebreo se dice “Jamor”
es 252, razón por la cual, puedo pensar que hay un paso del burro al maestro
interior y que radica en el número 1, es decir, en la Unidad.
El escrito hebraico cargado de
proverbios y números por excelencia para nuestra cultura occidental es el Don
Quijote de la Mancha del que se dice que su creador Miguel de Cervantes tuvo
contacto con las dos tradiciones de su época en España: el judaísmo y el Islam…
su promotor un gran sheik, su maestro un gran cabalista y sobre lo cual,
hablaremos en otra oportunidad.
Ibn Idris Ibrahim
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