CABALA
Federico González Frías
Damos a continuación nuevamente el
Árbol de la Vida Sefirótico, al que hemos añadido el nombre de cada una
de las sefiroth o "numeraciones", o sea de los diez círculos
(esferas en lo volumétrico) o "cifras" que lo componen.
Aunque
para fines didácticos lo dividiremos en esferas, planos y columnas, es
importante recordar siempre que este Árbol constituye una unidad indisoluble e
indivisible y que todas sus partes son aspectos inseparables de esa unidad. La
primera sefirah, Kether (palabra que significa
"Corona") es la realidad única, el misterio absoluto, la esencia pura
de la que emanan las restantes sefiroth. La número dos, Hokhmah,
la emanación primera, es la Sabiduría divina por la cual la Deidad se conoce a
Sí Misma, y permite a todo ser reconocer la Unidad en su interior.
La tercera
esfera, Binah, la Inteligencia, es la Gran Madre o Matriz Universal,
generadora de todos los mundos y seres, a los que discrimina y forma sólo para
devolverlos nuevamente al Uno. Estas primeras tres sefiroth son en
realidad una sola: Kether es el Conocimiento, Hokhmah el sujeto
que conoce (activo) y Binah el objeto conocido (pasivo).
La
cuarta sefirah, Hesed, es la Gracia, el Amor o la Misericordia
que se irradia a toda la creación; la quinta (Gueburah o Din) es
el Rigor o Juicio divino que niega todo lo que no es el Uno; y Tifereth,
la sexta, es la Belleza que entrelaza a todas las sefiroth entre sí. Netsah,
la número siete, la Victoria, es la energía que produce todos los mundos
manifestados; y la ocho, Hod, la Gloria, se encarga de reabsorber estos
mundos aparentes nuevamente en la Unidad; Yesod, la novena, es el, Fundamento
que equilibra a las dos anteriores; y finalmente Malkhuth, la número
diez, el Reino, constituye el descenso de Kether al mundo material y representa
la Omnipresencia e Inmanencia divina en todas las cosas. Cada una de estas sefiroth
tiene una cara oculta y otra visible. Es receptiva con respecto a la
anterior y activa en relación a la siguiente.
Es
importante hacer notar que en toda sefirah puede verse un Árbol Sefirótico
completo, y en cada sefirah de este Árbol otro más, y así hasta lo infinitamente
pequeño. Y viceversa, cualquier Árbol por grande que lo imaginemos es sólo una sefirah
de otro Árbol mayor, que a su vez es sólo otra sefirah de uno aún
mayor, también ad infinitum, como es la estructura del espacio y el
tiempo que contiene mundos dentro de mundos y ciclos dentro de ciclos, o sea la
de una esfera arquetípica dividida en diez numeraciones (o pequeñas esferas)
que se reproducen indefinidamente.
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