LA CONTEMPLACIÓN ACOMPAÑADA DEL DHIKR
Yusuf Hamadani
El corazón y el dhikr son como el árbol y el agua. En
cambio, el corazón y la contemplación son como el árbol y sus frutos. Sería un
error esperar que el árbol florezca antes de regarlo, así como esperar que los
frutos salgan antes de que le crezcan las hojas y se ponga en flor. Nunca dará
frutos, no importa lo mucho que lo deseemos.
Hay un tiempo de
alimentar el árbol y de cuidarlo. Hace falta regarlo, quitar las hiedras que lo
envuelven, las malas hierbas, y luego esperar la luz del sol. Solamente cuando
se han dado todas esas circunstancias, el árbol toma vida y se adorna con
lujosas hojas verdes, y entonces tiene sentido esperar que sus ramas den
frutos, porque significa que ha llegado el tiempo. (Rutbat’ul-Hayat, p. 71)
Hasan Basri ha dicho:
"Los dotados de
inteligencia se acostumbran a contemplar por medio del dhikr, y al dhikr por
medio de la contemplación. Finalmente, hablan sus corazones, y cuando sus
corazones empiezan a hablar, solamente pronuncian palabras de sabiduría". (Imam Ghazzali, Ihia, VI, 46)
El dhikr y la
contemplación nunca se deben separar. Lo más importante en cuanto al dhikr es
hacerlo de manera contemplativa y consciente. Según comenta el gran sabio
Muhammad Parsa, que Allah le tenga en
Su Misericordia, un gran sabio, “cuando decimos la ilaha (no hay dios), uno debería pensar en la muerte de toda la
Creación como algo insignificante, eliminando de la mente todo lo que no sea Allah, glorificado sea, y purificando
los pensamientos. El corazón debe estar lleno de la consciencia de ser un
siervo solamente de Allah y de nadie
más. Cuando decimos ill-Allah (más
que Allah), debemos pensar que la
existencia primordial de Allah,
glorificado sea, es a la vez eterna y que Él es el Único al que podemos
volvernos con amor. Con esto, los atributos de belleza del Todopoderoso (yamali) se empiezan a manifestar en el
corazón.”
Bahauddin Naqshband, que Allah le tenga
en Su Misericordia, ha dicho:
"El objetivo del dhikr no es solamente repetir ‘Allah’ y ‘La ilaha ill-Allah’. Es ir desde las causas a la Causa, y darse
cuenta de que todas las bendiciones provienen de Él".
La verdad del dhikr, en otras palabras, es elevarnos
por encima de la ignorancia hacia los horizontes de quien atestigua la verdad.
Mawlana Rumi, que Allah le tenga en Su Misericordia, ha
dicho:
"Allah, el Uno y el Único, nos ha dado permiso para recordarle (dhikr), diciendo:
¡Recordad a Allah! El Dhikr hecho solamente con la lengua, sin sentirlo y sin contemplar,
es deficiente. El Dhikr que procede
del fondo de un corazón que admira, está destilado –sin frases ni palabras". (Mathnawi, v. 2, pareado: 1709, 1712)
Con el tiempo, crece el
amor Divino en la persona que recuerda los Nombres y los Atributos de Allah, glorificado sea, de manera
contemplativa. El asunto está en que no solamente repetimos la palabra ‘Allah’, sino que colocamos el amor a ‘la
Palabra’ en el corazón, el centro del entendimiento.
Por medio del dhikr y de la contemplación, se alcanza
primero muhabbatullah, el amor
Divino, y por medio de muhabbatullah
uno empieza a tener el conocimiento de Allah;
es decir, una mejor comprensión de los Nombres y Atributos Divinos. En
consecuencia, Allah, alabado sea, a
Su vez ama a la persona y le ofrece Su amistad. Se ha transmitido en un hadiz al-qudsi:
“Los rectos de entre mis
siervos y los que amo de entre mi Creación son aquellos que Me recuerdan; Yo
los menciono a cambio de que Me recuerden”. (Ahmad, III, 430)
El dhikr está conformado por tres aspectos fundamentales: la lengua,
el cuerpo y el corazón. El dhikr de
la lengua consiste en recordar a Allah,
glorificado sea, por medio de Sus Nombres y Atributos, glorificándole, leyendo
Su Palabra y suplicándole. El dhikr
del cuerpo consiste en ocupar cada uno de nuestros miembros con lo que se le
había ordenado, alejándolos de las malas acciones. En cuanto al dhikr del corazón, Elmalılı Hamdi Yazır ha comentado:
“El dhikr del corazón consiste en recordar a Allah de manera sincera, de corazón, y éste llega de tres formas:
1)
Pensar en las pruebas que atestiguan la Esencia y los Atributos de Allah,
glorificado sea, y buscar las respuestas a las dudas que puedan entrar en el
corazón en cuanto a Su Soberanía.
2)
Contemplar los derechos que Allah,
glorificado sea, tiene sobre nosotros y en nuestras obligaciones en cuanto que
siervos; pensar en Su Mandato y en Sus prohibiciones, las pruebas que las
confirman y la sabiduría que subyace en ellas.
3)
Contemplar la Creación, tanto interna como externa, y la sabiduría que subyace
en su existencia de manera que le permita a uno darse cuenta que cada partícula
constituye un espejo del reino Divino. A los ojos que miran correctamente en
este espejo, las luces de este reino brillan, y solamente un destello de esta
luz de una milésima de segundo, adquirido conscientemente, vale el mundo
entero.
El dhikr a este nivel no tiene fin. A este nivel uno pierde la
consciencia de sí mismo y de lo que tiene a su alrededor –toda su consciencia
se pierde en el Real, hasta el punto en el que no queda nada ni de las palabras
de dhikr ni de la persona que hace dhikr. Solamente percibimos el objeto
del dhikr, es decir el Real. Aunque
hay muchos que hablan de este nivel, los que lo han alcanzado no tienen interés
en hablar de él.” (Hak Dîni Kur’an Dili,
[al-Bakara, 152])
Todos los seres son
espejos en los que se reflejan las Manifestaciones Divinas, que les ofrece la
Mano Todopoderosa al entendimiento y a la consciencia del hombre. La percepción
de la sabiduría y del misterio reflejada en el espejo depende, por otro lado,
de la pureza y nitidez del espejo del corazón.
Cortesía de Osman Nuri Topbas, página oficial.
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