LA UNIÓN DE LAS COSAS QUE SE MEZCLAN, SU FORMA Y SU SENTIDO DE
LA VIDA
Cornelio Agrippa
Es menester saber que
cuando más noble es la Forma de una cosa, más pronto y dispuesta está para
recibir, y más poder tiene para actuar; así es como los efectos incomprensibles
de las cosas se tornan maravillosos, cuando se los emplea a tiempo y se los prepara
mediante mezclas proporcionadas, para vivificar, conciliándolos a través de las
estrellas, la Vida y el alma sensible, como la forma más noble; pues las
materias preparadas tienen tanta fuerza después de recibir la vida, que tienen
una potencia soberana al cambiar a través de la mezcla perfecta de sus
cualidades su primera oposición, y adquieren una complexión más perfecta en la
medida en que su mezcla más se aleje de la oposición.
El cielo, que es
omnipotente cuando comienza a engendrar alguna cosa a través de la asimilación
y digestión perfecta de la materia, comunica con la vida las influencias
celestes y las cualidades maravillosas, en la medida en que se halle en la vida
misma y en el alma sensible la capacidad y la disposición para recibir las virtudes
más nobles y sublimes.
Además,
la virtud celeste a veces se apaga, como el azufre lejos del fuego o de la
llama; y en los cuerpos vivos es a menudo ardiente, como el azufre encendido
que llena con su vapor todo lo que se les acerca; así es como se concretan
ciertas operaciones maravillosas, que se leen en el libro de Nemith, que tiene
también por título las Leyes de Plutón, porque estas clases de generaciones son
monstruosas y no se consuman a través de las reglas de la naturaleza; ya que se
dice quedos gusanos engendran los moscardones, o zánganos, y que las abejas
provienen del becerro y del buey; que el cangrejo enterrado sin patas produce
el escorpión; que el pato asado hasta reducirlo a polvo, y echado al agua
engendra ranas; y si se lo cuece en masa y se lo corta en pedazos, arrojándolo
a un sitio húmedo, bajo tierra, engendra sapos; que la hierba basilicón,
machacada contra dos piedras, engendra escorpiones; y que los cabellos de una
mujer con la menstruación, echados debajo de la paja, producen serpientes; y
que un pelo de la cola del caballo arrojado al agua, toma vida y se trasforma
en gusano pernicioso; y hay un artificio por el cual en un huevo de gallina,
que se empolla, se engendra una forma semejante a la de un hombre, lo cual lo
he visto y supe hacer; de esto los magos dicen que tiene virtudes admirables, y
lo llaman la verdadera mandrágora.
Hay que saber cuáles son las materias
comenzadas, o perfectas a través de la naturaleza o el arte, o compuestas de
muchas, que son capaces de recibir las influencias celestes; pues la relación o
correspondencia de las cosas naturales con las celestes basta para que
extraigamos sus influencias, porque como nada impide que los cuerpos celestes
expandan su luz sobre los inferiores, no permiten que materia alguna no sea
susceptible de su virtud. Es por ello que lo perfecto y puro no es incapaz de
recibir las influencias celestes. Pues hay una tal vinculación y conexión de la
materia con el alma del mundo, que influye diariamente sobre las cosas
naturales, y sobre todo lo que la naturaleza ha preparado, que es imposible que
la materia preparada no reciba una vida o una forma más noble.
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