LA CABALLERÍA ESPIRITUAL ENTRE OCCIDENTE Y ORIENTE (Parte I)
Ignacio Sánchez
LA CABALLERÍA ESPIRITUAL
La
Caballería de Cristo surge como una necesidad de garantizar un orden en
Occidente, que luego de la caída del Imperio romano, había sumergido a todos
los pueblos sometidos al mandato de los emperadores; en una falta de guía que
garantizara (a duras penas) un regimiento en la sociedad occidental. Es así
como los terratenientes, se ven en la necesidad de crear cuerpos
armados que protegiesen dichas propiedades, a sus cosechas, aldeanos y los templos
dedicados a la adoración del culto pagano; predecesor siempre del cristianismo.
Dentro de estas organizaciones milicianas, va apareciendo la figura del soldado
montado a caballo, quien por lo demás sobresaliese en condición social y
militar, por sobre el resto de los miembros de dichas agrupaciones armadas. La
Caballería Espiritual viene a representar una época muy definida y particular
en la humanidad, que bien caracterizó a la Edad Media, como un movimiento que
garantizó la comunicación de los Misterios Mayores entre Occidente y Oriente,
considerando a esta última como el eje espiritual de la humanidad en su
entonces; y que bien determinó a su vez, la consolidación del esoterismo
cristiano como vía monoteísta en nuestra identidad de hombres occidentales.
EL SIMBOLISMO CABALLERESCO
Ordenación Caballeresca e Iniciación Sacerdotal
Como bien señala nuestro maestro
Guenon, la “ordenación caballeresca” no representa la “ordenación apostólica”
que más tarde se convertiría en la ordenación sacerdotal. Ella al ser destinada
a los caballeros de una orden armada, representa la inclusión de los candidatos
en los Misterios Menores, es decir, sus simbolismos, ritos, mitos, gestos y
leyendas, se circunscriben al estudio de las “Virtudes Cardinales”: Fuerza, Templanza, Justicia y Discreción; de la cuales debía de
hacer una estricta observancia el miembro admitido a la orden caballeresca.
Primero
debía de ingresas a la orden a la cual deseaba participar, durante varios años
como sirviente, luego como “escudero” y finalmente si tenía las cualificaciones
espirituales requeridas, el Gran Maestre de la orden, lo admitía en los
Misterios del Oficio de la Guerra interior. Al ser las órdenes caballerescas de
Misterios Menores, le permitía la fácil comunicación con otras órdenes de
misterios menores de la época como el Compagnonage y la Masonería. Eduardo
Calley asegura en sus obras que Benedictinos, Templarios y Masones siempre iban
de la mano para cumplir los designios de la Tradición y garantizar la
comunicación con el Creador.
La
ordenación caballeresca representa por lo tanto, la inclusión a los Misterios
Menores que prepararía por medio de la técnica del Vitriolum, al caballero que deseaba continuar penetrar el santuario
de los misterios hacia los Misterios Mayores, de los cuales eran detentadores
las ordenes monacales como la benedictina, para cual ya si estaríamos hablando
de la comunicación o la “transmisión” de la filiación apostólica. La filiación
caballeresca representa una disminución del conocimiento sagrado en relación
con la Iniciación Sacerdotal, pero representaba su "pasaje" más inmediato.
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