René Guenón y la Masonería (Parte III) - Francisco Ariza

RENE GUENON Y LA MASONERÍA

Parte III

FRANCISCO ARIZA

Estas sucintas indicaciones acerca del rito y de la Logia masónica queremos pensar que han servido por lo menos para formarnos una idea de por qué Guénon consideraba a la Masonería como una organización iniciática que continúa conservando los elementos simbólicos necesarios para transmitir una influencia espiritual, cuyo desarrollo en el interior del ser conduce al conocimiento de la cosmogonía y de él mismo como integrado dentro de ella, y a partir de ahí alcanzar el estado no-condicionado de la Unidad metafísica, que por ser tal está "más allá" (por decirlo de alguna manera) del dominio cósmico e individual. 

Pero hasta ahora apenas hemos hablado de su estructura iniciática según las enseñanzas que a este respecto nos transmite la obra guenoniana. Para Guénon, lo repitió multitud de veces, la Masonería propiamente dicha es la de los tres primeros grados: aprendiz, compañero y maestro, que son los que están directamente relacionados con la iniciación de oficio. La efectiva realización de estos grados (de las enseñanzas que contienen) conducen al cumplimiento de los "pequeños misterios", que son los misterios de la cosmogonía y del hombre, y cuyo conocimiento es plenamente actualizado en el grado de maestro "puesto que la realización completa de éste implica la restauración del estado primordial", al que conducen precisamente los "pequeños misterios".18 

En lo que respecta a los llamados "altos grados", Guénon distingue "de una parte, aquellos grados que tienen un lazo directo con la Masonería, y, de otra, aquellos grados que pueden ser considerados como representando vestigios o recuerdos, venidos a injertarse en la Masonería, o a 'cristalizarse' de alguna manera en torno a ella, de antiguas organizaciones iniciáticas distintas de la Masonería". Esas organizaciones iniciáticas a las que se refiere Guénon son especialmente la Orden del Temple y la Orden hermético-cristiana de la Rosa-Cruz, parte de cuya herencia simbólica ha "cristalizado" efectivamente en varios altos grados masónicos, sobre todo en los pertenecientes a la Masonería Escocesa. Con respecto a esos altos grados, Guénon señala que "habría mucho que decir sobre este papel 'conservador' de la Masonería, y sobre la posibilidad que este papel le da de suplir en una cierta medida la ausencia de iniciaciones de otro orden en el mundo occidental actual". Esto es muy importante, por diversas razones, entre ellas porque desautoriza completamente y niega cualquier valor real a esas organizaciones pseudo-iniciáticas que hoy en día se dicen templarias o rosacrucianas. Pero sobre todo porque esa función conservadora y receptiva la convierte en una especie de "arca" que ha concentrado en su seno la herencia tradicional de Occidente, lo cual ha sido posible, entre otras cosas, porque la Masonería no tiene una forma religiosa que pudiera derivar por degradación en un dogmatismo excluyente, sino que al ser una organización iniciática está por ello mismo abierta a cuantas doctrinas tradicionales de carácter igualmente iniciático han entrado o pudieran entrar en contacto con ella. En los tiempos que estamos viviendo, donde numerosos signos anuncian el final de un ciclo, ese papel conservador de la Orden masónica no deja de tener sin duda alguna su importancia y su trascendencia.19  



Así pues, es en la Masonería actual, y en algunos de sus altos grados concretamente, donde se ha depositado lo que se pudo conservar de la Orden del Temple y de la Rosa-Cruz. Que éstas hayan desaparecido como formas iniciáticas, no quiere decir que su espíritu no haya permanecido de alguna manera latente y en estado germinal, y si es así, es en la Masonería donde se le podría hallar. En fin, es éste un tema desde luego muy interesante, pero que lógicamente no podemos desarrollar en estos momentos. Nos remitimos, eso sí, a varios estudios que Guénon escribió enteramente, o en parte, sobre el tema, a saber: "Los altos grados masónicos", "Palabra perdida y nombres substituidos" y "Heredom", todos ellos incluidos en el volumen II de Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage; en Initiation et Réalisation Spirituelle, ver el capítulo titulado "Realización descendente y ascendente"; en Aperçus sur L'Initiation, el que lleva por nombre "Sobre dos divisas iniciáticas"; en Símbolos Fundamentales..., "La salida de la caverna cósmica"; así como algunos capítulos de El esoterismo de Dante.  

Entre los altos grados que como dice Guénon tienen un lazo directo con la Masonería de oficio él estuvo particularmente interesado en el de Royal Arch (o Arco Real), perteneciente al Rito inglés de Emulación.20 De este grado nos dice que "es como el nec plus ultra de la iniciación masónica... el único que debe ser tomado como estrictamente masónico propiamente hablando, y donde el origen operativo no ofrece ninguna duda: es, de cualquier forma, el complemento normal del grado de Maestro, con una perspectiva abierta sobre los 'grandes misterios'", es decir sobre lo supra-cósmico y lo metafísico. De aquí que, como menciona Guénon en La Gran Tríada (otra de sus obras en que se hacen numerosas referencias al simbolismo masónico, y también hermético-alquímico, en correspondencia con la cosmogonía extremo-oriental), en la Masonería anglosajona se haga una distinción entre lo que se denomina la "Square Masonry" (la Masonería de la Escuadra) y la "Arch Masonry" (la Masonería del Arco). La escuadra y el arco se relacionan evidentemente con las figuras geométricas del cuadrado y del círculo, y ambas son los símbolos respectivos de la Tierra y del Cielo, representados precisamente en la Masonería por la escuadra y el compás, sus dos emblemas tal vez más característicos.  

La escuadra y el compás se refieren a los misterios de la cosmogonía, que son los misterios de la Tierra y del Cielo, y también del hombre como síntesis nacida de la unión entre ambos. Pero en el simbolismo masónico, la escuadra, que sirve para trazar figuras rectilíneas, y por tanto vinculadas a lo terrestre, está puesta en relación con los tres primeros grados (los que conforman la "Square Masonry"), mientras que el compás, que sirve a su vez para trazar las figuras circulares, y por consiguiente vinculadas a lo celeste, está más bien en relación con la Masonería del Arco, y en los grados de otros Ritos masónicos de alguna manera semejantes a ella. La escuadra está directamente ligada con la construcción y la obra de la cosmogonía, en la que también intervienen la perpendicular (o plomada) y el nivel. Esta es la razón de que el distintivo del Venerable de una Logia (llamado en los antiguos rituales el "Maestro de la Logia", porque él es el representante de dicho grado tanto en una Logia que trabaja en grado de aprendiz como de compañero) sea una escuadra, que es la unión precisamente de la perpendicular y el nivel, esto es de la vertical y la horizontal, cuya interacción generan permanentemente la vida universal. Sin embargo el compás está más bien vinculado con el "acabamiento" y "perfección" de dicha obra, perfección que desde luego ya está implícita en el grado de maestro, pero que adquiere su desarrollo completo en el grado complementario de Royal Arch. En este sentido, y como dice Guénon, "si el grado de Maestro fuera más explícito, y también si todos aquellos que son admitidos estuvieran verdaderamente cualificados, es en su interior mismo que estos desarrollos deberían encontrar su lugar, sin que sean necesarios otros grados nominalmente distintos de aquel". Que esos otros grados sean necesarios hoy en día para cumplimentar toda la enseñanza iniciática contenida en el grado de maestro, en nada disminuye el significado simbólico de lo que este grado en el fondo representa, que es, como antes hemos dicho, la restauración del estado primordial, o del "hombre verdadero" como se dice en el Taoísmo, el cual no es sino el reflejo del "hombre transcendente", esto es, del propio Gran Arquitecto del Universo. Tengamos en cuenta que la restauración de ese estado es al mismo tiempo la recuperación de la "Palabra perdida", que es el fin que persigue todo el trabajo masónico, y que esa recuperación no es otra cosa que restablecer la comunicación con el "Centro Supremo" o la Tradición primordial, "porque esta Tradición no es sino una con el conocimiento mismo que está implicado en la posesión de este estado".21 Tal vez todo esto lo veamos con mayor claridad si lo trasladamos al simbolismo constructivo, que es el modelo del que la iniciación masónica extrae lo esencial de su enseñanza. Y para hacerlo nada mejor que acudir a aquellos artículos de Los Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada que han sido reunidos bajo el título general de "Simbolismo constructivo", y de esos artículos concretamente los que llevan por título "El simbolismo de la cúpula" y "La piedra angular", puesto que en ellos se señalan ciertos aspectos simbólicos del ritual de Royal Arch.  


                

En efecto, es llegado al grado de maestro, que en el simbolismo constructivo se corresponde con la piedra fundamental situada en el centro mismo del plano cuadrangular del templo (cuadrángulo que simboliza a la Tierra), que se produce el pasaje de la "escuadra al compás", o del "cuadrado al círculo", esto es, de la Tierra al Cielo, el cual está representado por la cúpula semiesférica,22 situada lógicamente en la parte superior del edificio, en cuya sumidad se encuentra la "clave de bóveda", sobre la que se dispone la piedra angular. Esta, debido a su forma, no halla su ubicación en el templo hasta que finaliza la construcción misma, a la que la piedra angular literalmente "corona" al situarse en su ápice o punto más alto, es decir, en su Cenit. La piedra angular es, como dice Guénon, el símbolo de la Unidad metafísica, de la que toda la construcción depende y de la que no es sino un reflejo, como lo es la propia manifestación universal del Principio in-manifestado. De esa clave de bóveda parte un eje o pilar invisible hacia el centro mismo del templo, donde se encuentra la piedra fundamental (que corresponde al altar en la simbólica cristiana), la cual aparece, en efecto, como el reflejo de la piedra cimera, proyectándose a su vez en las cuatro piedras situadas en cada uno de los ángulos de la base, las que "sostienen" y sobre las que se apoya toda la construcción. Esta se levanta toda entera alrededor de ese eje, que es verdaderamente el símbolo del Eje del Mundo, y es él el que posibilita que una vez llegado al centro o altar se produzca ese pasaje o "exaltación" (así se llama exactamente la ceremonia de admisión al grado de Royal Arch) que conduce hasta la clave de bóveda, que como su propio nombre indica es una "clave" o "llave" que abre la "puerta estrecha" por donde se produce la salida definitiva de la construcción cósmica, hacia los estados supra-individuales y metafísicos, y con ellos a la Identidad Suprema y a la Liberación, objetivo, si así pudiera decirse, de todo el proceso iniciático.
NOTAS

18. Una de las figuras más representativas de la estructura simbólica de los tres grados iniciáticos, de la Masonería o de cualquier otra tradición, es la del "triple recinto druídico", al que Guénon dedica un estudio en el cap. X de Los Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada. Allí se dice que "el sentido de las cuatro rectas dispuestas en forma de cruz que vinculan entre sí los tres recintos se hace inmediatamente bien claro: son por cierto canales, por medio de los cuales la enseñanza de la doctrina tradicional se comunica de arriba abajo, a partir del grado supremo que es su depositario, y se reparte jerárquicamente a los demás grados". Está claro que esos tres recintos se corresponden perfectamente, de ad intra a ad extra, con las tres Cámaras masónicas de maestro, compañero y aprendiz, respectivamente.

19. Sobre todo esto consultar la obra de Denys Roman René Guénon et les destins de la Franc-Maçonnerie, Ed. Les Editions de L'Oeuvre. También, y en lo que se refiere al simbolismo masónico en general, consultar las obras Simbolismo Masónico y Tradición Cristiana, de Jean Tourniac (Ed. Dervy-Livres), Los Números en la Tradición Pitagórico-Masónica, de Arturo Reghini (Ed. Arché, Milano). En la actualidad, y en contraste con la época de Guénon, existen numerosos autores que abordan el simbolismo masónico desde una perspectiva tradicional, y pensamos que ello es debido, en gran parte, a la influencia de la obra guenoniana.

20. Este grado es quizás el que ha conservado con más pureza la herencia del esoterismo judeo-cristiano en la Masonería. Su nombre completo es "Santo y Real Arco de Jerusalén", y su simbolismo gira en torno precisamente al Templo de Jerusalén o de Salomón, que aunque está presente en todos los grados masónicos, es en este, y el equivalente a él en los altos grados de otros Ritos, donde se revela su significación profunda. Así lo atestiguan los símbolos distintivos de este grado, en los que aparece un círculo, dentro del cual se inscribe un triángulo, en cuyo interior aparece la "Triple Tau" (en alusión a los tres templos, que en realidad son uno solo: el de Salomón, el reconstruido por Zorobabel y aquel "que no es hecho por manos de hombre", es decir Cristo mismo), pero dispuesta de tal manera que aparecen las iniciales de Templum Hierosolimitano, el Templo de Salomón.

21. "Palabra perdida y nombres substituidos". De ahí que una Logia que trabaja en grado de maestro se denomine precisamente la "Cámara del Medio", pues ella es como una imagen del Centro o Corazón del Mundo.

22. El templo cristiano tiene normalmente la forma de una cruz latina, realizada por las seis caras de un cubo rebatidas sobre el plano de la base. Guénon dice en "El simbolismo de la cúpula", que este punto está expresamente indicado en el simbolismo del Royal Arch, y añade que "la cara de la base, que naturalmente permanece en su posición primitiva, corresponde entonces a la parte central por encima de la cual se eleva la cúpula".






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