LA SHEKINAH ES LA SÍNTESIS DE LOS SEPHIROTH
René Guenon
Desde
otro punto de vista, la Shekinah es la síntesis de los Sephiroth; ahora bien, en el árbol sephirótico, la «columna de la
derecha» es el lado de la Misericordia, y la «columna de la izquierda» es el
lado del Rigor ; así pues, debemos reencontrar también estos dos aspectos en la
Shekinah, y podemos precisar ya, para vincular esto a lo que precede, que, bajo
una cierta relación al menos, el Rigor se identifica a la Justicia y la
Misericordia a la Paz . «Si el hombre peca y se aleja de la Shekinah, cae bajo
el poder de las potencias (Sârim) que
dependen del Rigor », y entonces la Shekinah es llamada «mano de rigor», lo que
recuerda inmediatamente el símbolo bien conocido de la «mano de la justicia»;
pero, al contrario, «si el hombre se acerca a la Shekinah, se libera», y la
Shekinah es la «la mano derecha» de Dios, es decir, que la mano de «justicia»
deviene entonces la «mano que bendice» . Éstos son los misterios de la «Casa de
la Justicia» (Beith-Din), lo que es
también otra designación del centro espiritual supremo; y apenas hay necesidad
de hacer observar que los dos lados que acabamos de considerar son aquellos en
los que se reparten los elegidos y los condenados en las representaciones
cristianas del «Juicio final».
Se podría establecer igualmente una aproximación
con las dos vías que los Pitagóricos figuraban por la letra Y, y que
representaba bajo una forma exotérica el mito de Hércules entre la Virtud y el
Vicio; con las dos puertas celeste e infernal que, en los Latinos, estaban
asociadas al simbolismo de Janus; con las dos fases cíclicas ascendente y
descendente que, en los Hindúes, se vinculan igualmente al simbolismo de Ganêsha. En fin, es fácil comprender por
todo esto lo que quieren decir verdaderamente expresiones como las de
«intención recta», que volveremos a encontrar después, y de «buena voluntad» («Pax hominibus bonae voluntatis», y
aquellos que tienen algún conocimiento de los diversos símbolos a los que
acabamos de hacer alusión verán que no carece de fundamento que la fiesta de
Navidad coincida con la época del solsticio de invierno), cuando se tiene
cuidado de dejar a un lado todas las interpretaciones exteriores, filosóficas y
morales, a las que han dado lugar desde los Estoicos hasta Kant.
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