El lenguaje de los símbolos es el lenguaje del Hombre Interior - Fermín Vale Amesti / Albanashar al Walÿ
EL LENGUAJE DE LOS SÍMBOLOS ES EL LENGUAJE
DEL HOMBRE INTERIOR
Fermín Vale Amesti
Albanashar Al-Walÿ
Así
como el lenguaje hablado es el modo de comunicación del hombre exterior, el
lenguaje de los símbolos es el lenguaje del Hombre Interior. Las escuelas
Iniciáticas de Misterios transmiten un conocimiento, una gnosis o percepción
directa, cuyo contenido se expresa en símbolos, mitos, leyendas y alegorías,
como medio o técnica para trascender toda limitación racional, evitando la
cristalización dogmática y permitiendo al iniciado reencontrar las grandes
verdades eternas que han sido esparcidas como los cuerpos de los antiguos dioses,
y reunirías en una nueva síntesis, ordenando de nuevo el caos...
Lo
esotérico no se enseña, se sugiere, y sólo quienes son capaces de reinventar
el sentido verdadero de lo que oyen o leen, pueden tomar consciencia de ello:
lo cual resulta ser un «descubrimiento» y una gratificante aventura
espiritual.
Una
cosa es el sentido «criptográfico» que puede ser usado a veces por discreción o
disimulación, lo cual se reduce a utilizar una llave o un código, y otra cosa
muy diferente es el método esotérico que exige la habilidad de captación
intuitiva (Basira), fruto de iluminación interior.
Los
mitos han sido desde los más remotos tiempos, el vehículo de transmisión de la
Tradición Iniciática. El título genérico de los numerosos Adeptos «Los
dragones de sabiduría», corresponde a una escuela, un cuerpo enseñante, un
cuerpo sacerdotal real, que ha sido invariablemente la estructura que guarda
el depósito, la Heredad, el tesoro invalorable de la síntesis esotérica. Tales
Colegios o Escuelas Iniciáticas en el pasado recibieron los nombres de Henoch,
Hermes El-Haramesah, Thot, etc., y constituían El Polo o centro de la autoridad
espiritual de su ciclo...
Esa
Tradición se mantiene ininterrumpida por medio de una cadena que distribuye la
Heredad a quienes constituyen su cuerpo físico. «Porque la parte del señor es su pueblo; 'Jacob' la cuerda de sus
heredad» (Deut. 32,9). «Ley nos mandó
Moisés, heredad a la congregación de Jacob» (Deut. 33,4).
Aunque
la Biblia apenas da cuenta de Henoch, las tradiciones de la Masonería lo
conectan estrechamente, por numerosas circunstancias que veremos más adelante,
con la historia primitiva de la institución de Los Misterios. En las escrituras
del cristianismo, las referencias sobre Henoch son las siguientes: Libro del
Génesis, capítulo 4, versículo 17: “Y
conoció Caín a su mujer, la cual concibió y parió a Henoch: y edificó una ciudad
y llamó al nombre de la ciudad, el nombre de su hijo Henoch (Henochia). -18: Y
a Henoch nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a
Methusael, y Methusael engendró a Lamech. -25: Y conoció de nuevo Adán a su
mujer, la cual parió un hijo y llamó su nombre Seth: porque Dios (dijo ella) me
ha sustituido otra simiente en lugar de Abel, a quien mató Caín. -26: Y a Seth
también le nació un hijo y llamó su nombre Enos. Entonces los hombres comenzaron
a invocar el nombre del Señor”.
Volvemos
a encontrar los nombres de Enos y Henoch en Génesis, capítulo 5, versículos:
-6:
Y vivió Seth ciento cinco años y engendró
a Enos.
-7: Y vivió Seth, después que engendró a Enos,
ochocientos y siete años: y engendró hijos e hijas.
-9: Y vivió Enos noventa años, y engendró a
Cainán.
-10: Y
vivió Enos después de engendrar a Cainán, ochocientos quince años: y engendró
hijos e hijas.
-11: Y fueron todos los días de Enos novecientos
y cinco años; y murió.
-18: Y vivió Jared ciento sesenta y dos años, y
engendró a Henoch.
-19: Y vivió Jared, después que engendró a
Henoch, ochocientos años: y engendró hijos e hijas.
-21: Y vivió Henoch setenta y cinco años, y
engendró a Ma-thusalam.
-22: Y caminó Henoch con Dios, después que
engendró a Ma-thusalam, trescientos años: y engendró hijos e hijas. -23: Y
fueron todos los días de Henoch trescientos sesenta y cinco años...
-24: Caminó, pues Henoch con Dios, y desapareció,
porque le llevó Dios...
Extracto de la obra: “El
Retorno de Henoch o la Masonería Primigenia”, del mismo autor.
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