La actitud ante el Conocimiento - Ignacio Sánchez

LA ACTITUD ANTE EL CONOCIMIENTO

Ignacio Sánchez


Quien está consciente de su estado, no necesita ser precisamente un modelo o paradigma de rectitud, pero tampoco será un gazmoño, un pedante o un santurrón. Sencillamente estará consciente de que no es perfecto, que adolece de fallas, pero las conoce y las domina. Sabe, en fin que es imperfecto como ser humano consciente de sus defectos y virtudes. Por eso realiza su vida sin actitudes preconcebidas, sin tabúes y prejuicios, pero con excelente buen humor y aceptando sin escandalizarse los altibajos de la naturaleza humana y sus debilidades, sin considerarse ni superior ni inferior”.

Fermín Vale Amesti
Consideraciones sobre el Grado de Aprendiz Masón


Con las palabras anteriormente citadas del Maestro Fermín, podemos inferir la verdadera necesidad que siempre tuvo nuestro QH:. De hacernos entender que cada iniciado, cada masón, debe de trabajar al orden, por el progreso mismo de la construcción del llamado Templo Intimo no hecho con las manos, ya que es el único propósito que todos los constructores tenemos por igual, así como los medios, los soportes, el simbolismo, la doctrina esotérica y la Influencia Espiritual transmitida. Lo que no tenemos por igual es la capacidad de percepción de lo real, de lo puro, de lo divino, de la comunicación con los diversos estados del Ser, puesto que cada quien vibra en su medida y a una intensidad distinta y diferente; como producto del nivel de realización interior que cada quien ha podido alcanzar por medio del trabajo propio y en la medida que va develando el conocimiento sagrado en sí mismo, en el entendido que cada alma en el Sendero, transita su camino de manera individual, así como individual es la experiencia interior.

            Continua diciéndonos nuestro Maestro Fermín: “Se concreta llevar a cabo las acciones que juzga las más correctas y aplicables, en la medida de sus conocimientos y capacidades; es decir, en la virtud natural basada en sentimientos internos, fruto de la naturaleza intrínseca que existe en él: el Ser Verdadero, su ´Maestro Experto Interior´”. Bajo esta perspectiva Albanashar nos habla entre líneas expresándonos que, cada iniciado que ha sabido develar su propósito en este plano de la manifestación y entendiendo a la vida misma como parte de un modelo simbólico (arquetípico), puede lograr entender la verdadera relación de sus capacidades y el conocimiento profundamente develado en su justo corazón, realidad que trae como resultado la comunicación perfecta y exacta con una realidad Suprema que en su pura esencia se le presenta a modo de Maestro íntimo, voz de la consciencia pura que todo lo redime a la Unidad Radical. “No es otra cosa lo que significa la Pal\Sag\de Apr:.: “EN ÉL E:. LA F:.” (בהז). Pero a ese “Maestro Intimo” no se le escucha con los oídos, sino con el Corazón, no con la Mente, sino con el Espíritu. Recordemos las dos preguntas del Ven\M: “Profano ¿QUE VEIS?, ¿QUE SENTÍS?”´.


Continua diciéndonos Albanashar: “Se trata ‑ lo repetimos ‑ de la Inteligencia Prudente, que es algo más que un “mero razonar” o reflexionar; éstos últimos recursos son vías substitutivas de los genuinos valores del Conocimiento Transcendente. Es por tal razón que únicamente elevándose por encima de las ideas individuales y contingentes es como el ser humano puede llegar a ser Maestro de su propio destino, porque cifra su confianza y su esfuerzo en el discernimiento espiritual que le otorga la facultad de juzgar y de resolver con Sabiduría”. He aquí bajo las palabras de este verdadero y real Maestro Hábil, como el principio de Justicia, perteneciente al rango de acción de lo horizontal solamente puede ser alcanzado cuando el masón ha logrado cierto estado de reintegración en sí mismo que lo hace situarse en un punto del plano del trazado por encima de las acciones mortales del ser humano, por sobre los impulsos inferiores de los elementos de la existencia física que se nos presentan como fuerzas desequilibrantes del centro y que tienden a polarizar las cargas íntimas que con tanto esfuerzo intentamos conciliar en ese tercer pilar no manifestado. Es entregarle el “trono” del imperio interior al verdadero Rey quien por herencia, debe de gobernar bajo los principios de equidad y “justicia”, una vez que el ser bestial, el animal, el chivo inferior, ha sido enjaulado y dominado por completo, ya que tras una gran “rendición”, prosigue una justa y consagrada “restitución” de todos los poderes cósmicos en el corazón del Ser. Esa capacidad de conducirnos que llamamos “Justicia”, es la acción directa de la mano del Maestro Interior quien gobierna bajo su divino discernimiento una vez que se ha elevado por sobre el centro de su propia consciencia, es decir, en la experiencia vertical del Ser..

“El Masón de Corazón, ya desde su comienzo como Aprendiz, debe estar plenamente consciente de que no toda Doctrina o todo discurso pueden ser verdaderos. Ante todo debe darse cuenta de que la Iniciación TRADICIONAL de la Masonería, guarda un maravilloso Simbolismo con dos vertientes, una Cosmológica y otra Metafísica; entendiendo esta última palabra en su verdadero sentido; y que es precisamente en ese Simbolismo que reside el Primigenio Pensamiento Masónico, libre de los propósitos particulares y arbitrarios que algunos masones equivocados pretenden estamparle, deformando de ese modo lo Real y Verdadero, y suplantándolo por meras especulaciones e intereses totalmente alejados y reñidos con la VERDADERA TRADICIÓN y la Ortodoxia”. De ello podemos inferir que en la Masonería de Tradición, es decir, la que “retorna” a sus principios metafísicos, podemos encontrar la base de realización sobre unos Misterios y la elevación de los otros, ya que la misma orden masónica, representa un portal para la divina exaltación para poder transitar cada uno de los peldaños del plano intermedio o sutil, una vez que hemos agotado el recorrido que nos conducirá hasta el centro mismo de la circunferencia o al eje de la Rueda que nos otorgará el Estado de “Adepto”, es decir, “Hombre Verdadero” que se corresponde con el simbolismo Rosa - Cruz en la prístina tradición cristiana. La Rosa debe de brotar del centro mismo de la Cruz, perfectamente equilibrada y orientada, para que el aroma de su profunda fragancia, pueda elevarse en búsqueda de la Luz Divina que se encuentra más allá de todos los planos de la existencia universal, es decir, ese plano del cual la esfera sefirótica del Kether es su representación y de la cual por medio de ella, emana toda la potencia y la Luz universal.

Cuando el masón ha logrado captar el verdadero sentido de su propósito en este plano, que no es más diferente que el del peregrino que busca su propio axis mundi, entiende porque ha develado en lo más profundo de su corazón que nada le pertenece, nada le pertenecerá y que lo mucho o poco que ha recibido por obra y gracia de la Divina Providencia, debe de “compartirlo”, de la misma manera y con la misma devoción en que le fue develado ese conocimiento. El Verdadero y Real masón que ya ha comenzado a caminar hacia el centro mismo de la Rueda de la existencia universal sabe que aquí está de paso, que nada puede llevarse, que no existe para él el sentido profano del “derecho de propiedad”, ya que sus bienes están en donde está su corazón y todo Verdadero y Real masón sabe que su corazón no ancla su centro en este mundo de lo corporal, sino en las alturas a donde dirige sus miradas, sus deseos, sus acciones y sus propósitos de reintegración. A él no le importan los méritos y frutos de este mundo porque ellos, por analogía de inversión, contrarrestan los propios que no pertenecen a este plano de la manifestación. En ello radica el paso real de lo virtual a lo efectivo que tantas veces nos ha advertido René Guenon, porque solo a través de la vía contemplativa, tras la profunda renuncia de los bienes, méritos, alabanzas y falsos títulos de este mundo, se encuentra el verdadero tesoro de un iniciado, es decir, tras la ortodoxa observancia de la genuina y exacta tradición masónica, que no es ni de Oriente ni de Occidente, porque ella representa una Gnosis, es decir, un conocimiento no aprendido que le es propio.


           Nos dice Fermín: “El Aprendiz perspicaz sabrá discriminar la paja del trigo cuando se trata de aceptar o de rechazar enseñanzas y conocimientos totalmente ajenos a la Genuina Tradición Iniciática. Igualmente sabrá distinguir a los Maestros capaces de transmitir genuina Instrucción Tradicional Masónica, de los charlatanes y los pretendidos “sábelo ‑ todo” que nunca faltan...”.

            “En una Logia debidamente organizada, que cumple a cabalidad con su misión de esparcir la Luz Masónica, todo Aprendiz debe recurrir a tres de sus Dignatarios Oficiales, quienes están obligados a transmitir las Enseñanzas Masónicas Tradicionales de los Tres Grados Azules. Ellos son el Ven\M\el Orador y los dos Vigilantes. Específicamente, el Segundo Vig\es el encargado de Instruir a los Aprendices. Sin embargo, es al Aprendiz mismo a quien corresponde la iniciativa de solicitar dicha instrucción, de procurarse por sus propios medios una sólida Cultura Masónica, por cuantos medios lícitos estén a su alcance”.

            “En realidad, todo Maestro-Masón debe estar en capacidad de poder instruir satisfactoriamente a los HH\Aprendices y Compañeros que ocurran a él con tal objeto, pues todo Maestro, si realmente ha sido exaltado a su Grado como resultado de sus progresos Masónicos, debe estar capacitado para enseñar a sus HH\de Grados inferiores al suyo. No podría ser de otra manera, pues el grado de Maestro otorga de hecho el título de Masón Perfecto; por eso, es el grado con el que culmina la “Masonería Azul o de San Juan”´.

            Para concluir podemos decir que tras las enseñanzas que hemos podido recibir de los maestros en el Sendero, gracias al poder siempre absoluto de la Providencia Divina, la verdadera “actitud” que debe de mostrar el iniciado en todo momento ante el conocimiento, es de sumisión, de humildad, de silencio, de soledad; porque él entiende que se encuentra ante algo que le rebasa, le supera, que es de origen “no – humano” y que su función ante ello, es la de simple vehículo y comunicador; la del garante y guardián porque las vías tradicionales y sus medios de expresión simbólicos, se mantengan inalterados y no deban ser modificados por los convencionalismos humanos, ya que en ello radica el hecho de que otras alma puedan acceder a la Luz siempre prístina de la tradición, tal y como ellos mismo la han podido recibir.


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