LA
APERTURA DE LOS TRABAJOS
Ignacio Sánchez
“Donde
quiera que dos o tres os reunáis en mi nombre, allí estaré en medio de vosotros”.
Mateo 18:20
“Ayer era listo, por eso quería
cambiar el mundo.
Hoy soy sabio, por eso me cambio a mí
mismo”.
Jalalu'ddin Rumi
“En el principio era El Verbo, y el
Verbo era junto a Dios, y El Verbo era Dios”.
Evangelio según San Juan
“Es más fácil que dejen de existir el
cielo y la tierra, antes que desaparezca una coma de la Ley”.
Evangelio según San Juan
“El hombre no se encuentra actualmente en el
estado que fue el suyo originalmente; víctima de una Caída de la cual es
responsable, vive desde entonces como un prisionero, exiliado en el seno de un
mundo y de un cuerpo que les son extraños”.
“Tratado de la Reintegración de los Seres”. Martínes
de Pasqually
“El Masón debo repetirlo, no puede
satisfacerse con solamente repetir que él es un “hombre libre y de buenas
costumbres”. La adquisición de la verdadera Libertad y de las verdaderas Buenas
Costumbres es el resultado del Camino. Tal y como lo hemos visto, la
adquisición de las Virtudes responde a un proceso que empieza en la Logia y
termina en los actos más pequeños (y a veces grandes) y muchas veces más
invisibles para los demás, de nuestra vida cotidiana. No se puede adquirir
Virtudes sin una intención Recta, es decir, una intención únicamente orientada
a la Gloria del G:. A:. D:. U:.”.
“Trabajo Integral de la
Purificación”. Joël Pozarnik
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El
siguiente trabajo referente a uno de los simbolismos más trascendentes del acto ritual, pretende abordar el tema sobre “La
Apertura de los Trabajos”, bajo tres fases necesarias para la comprensión de
dicho simbolismo.
El
mismo, está orientado a realizar un acercamiento a la apertura de los trabajos,
pero de nuestra Logia Interior, porque es allí, a donde aspiramos elevar
nuestros corazones a la Gracia y Gloria del G:. A:. D:. U:.
Es,
la Construcción del Templo no hecho con las manos, eterno en los Cielos; el
culto al cual hemos invocado nuestro Juramento en cada uno de los Grados de la
Masonería Simbólica o de “San Juan”;
por medio del cual podremos “Abrir”
para más nunca cerrar, los trabajos de nuestra Logia Intima, el anhelo profundo de alcanzar en vida, la Senda de
la Inmortalidad y de la Perfección del Alma; aquella Senda que como bien
aseguraba el M:. Martínez de Pasqually, le permitirá al Iniciado en los
Misterios del Oficio de la Construcción, alcanzar la “Reintegración” Espiritual.
Este
trabajo está especialmente dedicado a todos y cada uno de los Masones que han
entendido el propósito de la Real y Verdadera Masonería de Tradición y a los
gnósticos que han dejado sus “Huellas en
el Sendero” de la vía de Dios, para guiarnos hacia tal propósito.
“Yo conozco tus obras. Mira, he
puesto delante de ti una puerta abierta que nadie puede cerrar…”.
Apocalipsis 3: 8
El Verbo
Creador y el Rito
La
Masonería como Escuela de Misterios Menores, tiene el propósito fundamental de
que el Ser, el Iniciado en sus Sacros Misterios, pueda acceder de manera
efectiva al “estado de consciencia” que en el pensamiento Tradicional se conoce como “Hombre Verdadero”. Éste “Hombre Verdadero”, es decir; aquel que ha
entrado en contacto efectivo como producto de cierto grado de realización
espiritual con su “Centro” Primordial, ha tomado posesión efectiva igualmente,
con el principio y el valor del “simbolismo”, como medio de soporte para
establecer la previa “comunicación” con los llamados Estados Superiores del
Ser.
Los
“Ritos” y los “Mitos”, forman parte de todo ese acervo del cual hace uso la
“Simbólica”, para poder transmitirle a los hombres en este plano de la
manifestación; lo importante y lo trascendental de entrar en común unión, en
perfecta armonía y a un mismo nivel de comprensión; de todo el proceso de la
“Creación Divina”, que nace del “Verbo Creador”, que cumple su ciclo en dicha
manifestación, pero que luego debe de “retornar” o “regresar” hasta el mismo
punto inmóvil desde el cual emanó todo ese poder Universal, capaz de crear y de
dar formas en todo el Cosmos.
Los
“Ritos” al ser de carácter Sagrados y Divinos, nos brindan un punto de
comprensión solamente captado por el Alma, es decir, nunca por la razón. A través de la transmisión de la
“Influencia Espiritual”, se puede ordenar el caos interior en el cual estamos
sometidos como resultado, de la degeneración devenida por la crisis del hombre
en el mundo moderno; marcado en su generalidad por el divorcio y el abandono de
un Principio rector y Supremo de todo el Orden Universal. El Rito nos acerca a
Dios y representa un medio idóneo para comenzar a entender que, al ser todas
las cosas creadas por el Creador, podemos alcanzar efectivamente, un nivel de
percepción de cómo todo ha sido manifestado a partir del “hálito” del G:. A:.
D:. U:., a través de la vía contemplativa.
Federico
González Frías nos señala: “El Rito no es sólo una ceremonia
conmemorativa de sentido social, sino la correspondencia de energías entre un
plano de realidad (o de consciencia) y otro desconocido”. Es por lo tanto el “Rito”, un elemento
de acercamiento y de vivencia efectiva, con estados de conocimiento o Estados
Superiores del Ser, que nos permiten entender realidades de otro orden,
inaccesibles para el hombre común.
A
través del aspecto ritualístico presente en todas las formas tradicionales,
podemos conseguir esa “Consciencia Axial”,
que nos permitirá “evocar” el principio y el fin de todo, la causa primera y la
causa última, ya que el Rito tal y como su origen etimológico lo indica, significa
“poner en Orden”; pero nos referimos
a un Orden interior, aquel que solamente puede ser alcanzado por medio del “Silencio
Interior”, del cual hablaremos más adelante.
El
“Mito” por otro lado viene a representar como un “eje fijo que articula lo que constantemente
deviene… Él expresa los orígenes y la renovación de la vida, armonizada y
asegurando la continuidad de los pueblos”. (Federico González F. “El
Simbolismo de la Rueda”).
Es
por lo tanto el “Mito” un medio simbólico de expresar, el proceso continuo y
constante de la Creación Divina que vemos reflejada en una determinada forma
tradicional. “Los mitos de la creación del universo y los trabajos de los héroes son
el testimonio revelado de una posibilidad diferente, de la realidad del más
allá, al nivel de la comprensión del hombre”. (Federico González F. “El
Simbolismo de la Rueda”).
Si
el Rito siendo inalterado por manos inescrupulosas, aún conserva la posibilidad
de religarnos con el principio supremo de toda creación, para entrar en
contacto íntimo con el Creador; pudiéramos decir que representa la mejor manera
de recrear en nuestros corazones, toda la riqueza mitológica que narran
nuestras enseñanzas Sagradas y que “reposa” de una manera inmutable en el Texto
Sagrado de toda vía Iniciática, razón por la cual toda sacra escritura, es
decir, la Síntesis de la Doctrina en los Trabajos en Logia, (La Biblia) está
ubicada en el Justo Centro de dicho cuerpo vivo o Taller; lugar de contacto
con la Influencia Espiritual que por medio de la “Plomada”, desciende desde las Alturas hasta nosotros al invocarlas
en las Logias Masónicas.
“El ritual de apertura y clausura de la Logia Masónica es, junto a los
catecismos o manuales de instrucción y
los símbolos que aluden a la construcción, el único legado (pero sin duda
inapreciable) que la Masonería actual ha recibido de la antigua Masonería Operativa.
Dicho legado ha permitido que se continuara conservando la descripción
simbólica de la cosmogonía, y por consiguiente, la posibilidad de
acceder a su conocimiento y comprensión”. (Francisco Ariza. “La Simbólica
de la Apertura de la Logia”).
De
todo ello y de lo anteriormente expresado, nace la necesidad de que el “Rito”,
deba ser representado de la manera más exacta posible; ya que como hemos dicho,
su propósito es el de “evocar” el Principio Eterno de la
Creación a partir del Verbo Creador. Una palabra mal dicha, un gesto mal
representado o una orientación mal concebida, puede conducirnos a desvirtuar el
propósito del Rito; haciendo que pierda uso, razón de ser y la “actualización”
necesaria para que todo sea “representado” a imagen y semejanza del Creador.
“Por consiguiente, el ritual ha de vivirse como lo que realmente es,
como un conjunto o un todo ordenado y armónico en donde cada una de las partes
que lo conforman se corresponden
mutuamente entre sí. Se trata, por tanto, de un organismo que está vivo, y que actúa de acuerdo a los estímulos
que recibe, es decir en cuanto se pone en práctica
de una manera consciente. Es por eso que si una de esas partes faltara el
ritual entero se resentiría,
perdiendo "fuerza y vigor" la influencia espiritual que a través de él
se transmite”. (Francisco Ariza. “La Simbólica de la Apertura de la Logia”).
El Rito, proveniente del sanscrito Rita, no es más que todo aquello que está
conforme al Orden y que por excelencia es de origen Divino. Nos dice Rene
Guenon: “Quien lleva a cabo un “Rito”, si ha alcanzado cierto grado de
conocimiento efectivo, puede incluso y debe tener consciencia de que hay allí
algo que lo rebasa, [y] que de ningún modo depende de su iniciativa individual”.
Para finalizar esta Parte I de nuestro trabajo,
sobre la importancia del “Rito” y del “Mito” como formas simbólicas que
nos pueden conducir a un mejor entendimiento y comprensión, de todo aquello que
encierran las enseñanzas tradicionales, hacemos uso de las siguientes palabras de nuestro buen Maestro Fermín Vale Amesti: “El
símbolo le habla al Alma, pero solamente va a ser perceptible esa
comunicación divina, por quienes tienen las cualificaciones necesarias
para entender ese lenguaje sagrado”.
Saludos Mi Qh Excelente Plancha, Os Ruego me permitas copiar este Trabajo en la Pagina de FB de nuestro Taller RLGSM 208, recibe un TAF
ResponderEliminarMi QH:. Antonio gracias por tu sentido comentario. Para mi es un honor que compartas esta humilde P:. de Arq:. Con los muy QQHH:. De la M:. R:. L:. S:. M:. Recibe un gran T:. A:. F:. y espero verte pronto. Tu QH:.
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