EL ARTISTA
Federico González
Frías
La
tarea del artista es la de mediador entre la esencia del símbolo (o Verbo) y su
manifestación en el mundo temporal (obra del Verbo Creador). De entre todas las
criaturas, sólo al hombre le es dado el tomar conciencia de este papel y a
través de él es el Universo el que se hace consciente de sí mismo. El propósito
de la educación tradicional consiste en llevar a cabo esta toma de conciencia,
despertando las capacidades latentes que todo hombre lleva ocultas, siendo ésta
la función que cumple el gremio de los artistas, dirigido por un maestro que
conoce los principios que gobiernan el Arte.
El
proceso de aprendizaje es jerárquico y provee al artista del lenguaje
simbólico. Incluye las ciencias y las artes sagradas; se trata de la Alquimia
del propio ser y de un verdadero camino de Iniciación. El apoyo simbólico
prepara el camino del proceso creativo a través de rituales prescritos. La
belleza del símbolo consiste en revelar el "Tesoro", sin cuya mediación
no podría conocerse jamás. El rito tiene su base en la cosmogonía y es el
símbolo en movimiento. El mito vive en un Tiempo de acción ritual perenne. El
propósito de estos rituales es el de crear un estado de conciencia que permita
al artista moverse en el espacio interno del alma. Una parte esencial de este
estado meditativo es lograr que la armonía de los ciclos vitales penetre en la
existencia entera experimentando los ritmos de la naturaleza, su soledad y
serenidad.
Es
por medio de la contemplación que puede accederse al espacio interno del
corazón donde tiene lugar para el artista la única experiencia de realidad. Es
entonces que puede expresar: "en verdad, que como es extenso el espacio,
lo es también el vacío que hay en el interior del corazón". Ha llegado a la
fuente y contemplado cara a cara la realidad, se ha contemplado a sí mismo. Ya
no existe el tiempo; vidente y visión son uno. Todo el universo ha concentrado
sus rayos en un punto cuya incandescencia ha tornado al Sí-Mismo.
Sonidos,
formas, líneas, colores y materiales serán los medios para el alma despierta
que busca expresarse en su descenso por el arco del ciclo creativo devolviendo
la forma visible, audible o tangible a lo vivido. Pasivo con respecto al
Principio del que es servidor, y activo con respecto a su Arte, el artista crea
una relación armoniosa entre lo universal que anima su obra y la particular
manera de dar forma a su creación. La obra será la muestra de la perfección
alcanzada por el artista y en la medida en que esté en conformidad con el
Origen se le podrá llamar original. Originalidad comprendida en el amplio
sentido de la palabra: la realización de una concepción original y no sólo la
transitoria originalidad individual.
"Esta parte terrestre del mundo es mantenida
por el conocimiento y la práctica de Artes y Ciencias de las cuales no ha
querido Dios que se privase el mundo para ser perfecto (...) Y acertadamente la
divinidad suprema ha enviado aquí abajo entre los hombres el coro de las Musas
para que el mundo terrestre no pareciera demasiado salvaje privado de la
dulzura de la música, sino que, por el contrario, los hombres ofrecieran sus
alabanzas mediante cantos inspirados por las Musas a aquél que solo lo es Todo
y padre de todos y así a las alabanzas celestiales respondiese siempre, también
sobre la tierra, una suave armonía. Ciertos hombres, pocos en número, dotados
de un alma pura, han recibido en participación la augusta función de elevar sus
miradas hacia el cielo" (Corpus Hermeticum, Asclepio 8-9)
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