Los Misterios de la Iniciación - Albanashar Al-Walÿ (Fermín Vale Amesti)

LOS MISTERIOS DE LA INICIACIÓN

Albanashar Al-Walÿ (Fermín Vale Amesti)

       Se entiende por Misterios, tanto en Egipto como en Grecia, la transmisión de una Tradición Iniciática cuya técnica o ascesis permite al Iniciado acceder a un Conocimiento Directo o Gnosis, mediante el cual el hombre se trasciende a sí mismo, abriéndose hacia su aspecto originario esencial, convirtiéndose de ese modo en un hombre nuevo, y pasando así, de mustes (uno que tiene los ojos cerrados) a epopta (el que ve las cosas tal como son). O lo que es lo mismo: pasa de los Misterios Menores a los Misterios Mayores.   
   
Los Misterios de Iniciación, mediante los cuales el profano alcanzaba su “nacimiento” como Mustes o Neophito, consistían en ciertos Ritos reservados exclusivamente a los Iniciados, de carácter secreto y sagrado (hieros-logos); ceremonia por la cual, el recipiendario era liberado del “estado de profanidad” para renacer a la vida nueva de los Iniciados. Dicha ceremonia entre los griegos era llamada Telete, que significa “perfección”; es decir, “ceremonia por la cual se convierte en perfecto”. Los Misterios fueron practicados en Atenas hasta el siglo VIII; en otras partes de Grecia y Roma, por varios siglos después de nuestra Era, y en Gales y Escocia hasta el siglo XII.

Anteriormente a los Misterios Griegos o Áticos, y antes de la llagada a Grecia de los pueblos indo-europeos que debían constituir los helenos o griegos, ya existían los Misterios. Sobre estos Misterios pre-helénicos conocidos ahora por la arqueología, los autores griegos han conservado algunas tradiciones: se trataría de los Pelasgos y de otros hombres, salidos de Asia menos, que enseñaban los Misterios inmediatamente antes de la época de Orfeo; Misterios transportados en una fecha anterior, de Arcadia a Samotracia y en Asia menor: Misterio Cretenses muy antiguos, fundamentalmente análogos a los de Eleusis”₁. Según O. Kern, Orphicorum Fragmenta₂: “Fueron los Misterios de Dionisios los que Orfeo llevó a Grecia”. Y Theodoret afirma: “Los Teletes Dionisíacos y Panathenos y también los de Theomophoris y los Eleusinos, los llevó a Atenas Orfeo después de una viaje a Egipto, cambió los Misterios de Isis y Osiris en los de Dionisios: he aquí lo que enseñan Plutarco y Diodoro de Sicilia; el orador Demóstenes hace mención de ello y dice que Orfeo les mostró los más santos Teleres”. (Guerison des Malades Grecques, I, 21).



La más importante Escuela de Misterios fue la de Isis y Osiris en Egipto; igualmente importantes fueron los Misterios de Mithra en Persia (supuestamente llevados de Egipto por Zaratustra), los Misterios Cabíricos en Tracia, los Misterios de Adonis en Siria, los Misterios Dionisíacos y los Misterios de Eleusis en Grecia. Existieron también lo Misterios Escandinavos entre las naciones Góticas y los Misterios Druídicos entre los Celtas, los Misterios Aztecas en México, etc.   
   
Entre todos estos Misterios se encuentra una singular unidad de propósito y una pureza de Doctrina que evidencian su común origen. Sus Ceremonias de Iniciación, invariablemente celebran la muerte y resurrección de un ser o héroe muy especial. El Iniciado va de Telete en Telete alcanzando su perfeccionamiento, porque el objeto de los Misterios es la perfección del hombre, pero del hombre considerado “teléstico”, es decir, iniciable, perfectible, y tal perfección es preparada y realizada en la vida actual, aquí y ahora, aprendiendo a “ morir” la muerte simbólica por la cual el hombre se libra de sus defectos e imperfecciones, y aprende a remontar hacia La Luz.      

La Iniciación en los Pequeños Misterios constituye los preparativos de la enseñanza que “hace despojar al aspirante de su carácter salvaje”; es la etapa de catarsis o purificación que lo califica para la merecida recepción de la Myesis.    

Extracto de trabajo por publicar.

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